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Misa

Obispo de Mazatlán llama a aceptar la corrección con humildad y sabiduría: ‘No somos seres perfectos’

Durante la misa dominical en la Catedral Basílica de la Inmaculada Concepción, el Obispo de la Diócesis de Mazatlán, Monseñor Mario Espinosa Contreras, ofreció un mensaje centrado en la fragilidad humana y la necesidad de estar abiertos a la corrección, reconociendo que todos somos imperfectos y necesitados de conversión
24/08/2025 13:16

Es propio de los seres humanos la fragilidad y también la equivocación y el error, por lo que se debe estar abiertos a la corrección con la consciencia de que no somos seres perfectos, manifestó el Obispo de la Diócesis de Mazatlán, Monseñor Mario Espinosa Contreras.

“Es propio de los seres humanos la fragilidad y también la equivocación y el error, no somos seres perfectos y podemos a veces equivocarnos, cometer errores o también tener nuestros defectos sin trabajarlos para suavizarlos o canalizarlos, y por eso, entre otras herramientas que nos pueden ayudar, está la corrección, que varias veces está en la palabra de Dios y hoy se nos presenta en la segunda lectura, incluso la corrección venida de Dios mismo”, añadió Monseñor Espinosa Contreras.

“Y siempre debemos estar abiertos a la corrección con esa consciencia que no somos seres perfectos y que los demás pueden ver en nosotros algo que no alcanzamos a percibir porque, por la limitación de nuestro ser, ninguno de nosotros puede tener una comprensión plena y total de sí mismo. Ahí la psicología maneja la famosa ventana Lorrain donde se manifiesta lo que otros ven y que nosotros no vemos, inclusive hay áreas que ni los demás ven ni nosotros, que sólo Dios puede ver”.

En su mensaje ante decenas de fieles, religiosas y religiosos al oficiar la misa de las 9:00 horas de este domingo en la Catedral Basílica de la Inmaculada Concepción, en este puerto, agregó que por eso la eucaristía siempre se inicia sabiamente con la proclamación de que somos pecadores.

“Es algo muy sabio, muy saludable tener esa consciencia: soy pecador, puedo faltar, puedo equivocarme, puedo cometer errores, no soy un ser perfecto y todos los domingos al inicio, antes de escuchar la palabra de Dios y tener la mesa del pan y del cuerpo del Señor, hacemos esa proclamación: no soy perfecto, soy pecador, necesito la conversión, necesito a los demás, necesito a Dios.

“Es muy sabia la Iglesia y la liturgia, no inicia con una proclamación, somos predilectos de Dios, somos favorecidos, vamos por el camino del bien; no, no, no, empezamos diciendo soy pecador y lo proclamo ante la comunidad, ante Dios y ante todos, que soy un ser frágil, deficiente, contingente, necesitado de Dios y necesitado de los demás. Entonces esa consciencia es muy saludable, cuando tenemos esa consciencia es menos difícil que rechacemos la corrección, la corrección siempre nos cuesta, siempre es dolorosa, es como una curación, no hay curaciones suaves ni hay curaciones que no duelan, pero sabemos que es por nuestro bien”.

Dijo que cuando se tiene una infección y la están curando es dolorosa la curación, así también la corrección fraterna es dolorosa, pero es fructífera y hay que aceptarla.

“Es bueno que los hermanos se corrijan unos y otros, es bueno que los amigos se corrijan, es bueno que los esposos se corrijan porque todos lo necesitamos y especialmente los padres de familia son los que están llamados a ejercer la corrección con sus hijos, no hay que ser complacientes ni permisivos, tampoco ser escrupulosos, hay que escoger lo más serio, lo más importante, lo más trascendente, lo secundario, lo puede uno dejar pasa.

“Y tampoco es conveniente que se esté corrigiendo absolutamente todo porque se vuelve fastidioso y contraproducente, como todo debe tener sabiduría. Por eso dicen que los que son superiores o padres de familia deben ver todo y escoger qué voy a corregir y hay que escoger lo principal, lo más trascendente, y lo secundario dejarlo de lado. Igualmente los maestros así deben proceder, los pastores de la Iglesia, porque si uno se pone a corregir todo se vuelve uno odioso, no es posible corregir todo sino hay que escoger lo más grave, lo más trascendente, lo más perjudicial”.