Ataque de EU a Irán: ¿Donald Trump puede ordenar un bombardeo sin autorización del Congreso?
Congresistas estadounidenses de los partidos Republicano y Demócrata cuestionaron la legalidad de el ataque a Irán ordenado por la administración del presidente Donald Trump a instalaciones nucleares de Fordo, Natanz e Isfahán la noche del sábado 21 de junio. Aunque en las últimas décadas, diversos presidentes ordenaron acciones militares sin la aprobación del Congreso de Estados Unidos.
Los ataques se dieron en el marco del conflicto armado que sostienen Israel, país aliado de Estados Unidos, e Irán, que comenzó el pasado 13 de junio, cuando el primer país lanzó un ataque preventivo contra instalaciones nucleares iraníes. Desde entonces, ambas naciones del Medio Oriente han intercambiado ataques.
Presidentes como Bill Clinton; George W. Bush; Barack Obama; Ronald Reagan y Donald Trump lanzaron “operaciones militares” en países como Siria, Afganistán e Irak sin la autorización del Congreso y basándose en Autorizaciones de Uso de la Fuerza Militar e interpretaciones de las facultades del presidente de Estados Unidos.
“En Estados Unidos es muy ambiguo el tema de declarar la guerra. Estrictamente, Estados Unidos sólo ha declarado la guerra en cinco ocasiones en su historia; la última vez fue en la Segunda Guerra Mundial. Las operaciones militares que ha lanzado ese país desde entonces se han considerado operaciones militares, pero no declaraciones de guerra”, explicó en entrevista Juan Carlos Barrón, del Centro de Investigaciones sobre América del Norte en la UNAM.
El Secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, señaló que se cumplieron con los requisitos de notificación de la Ley de Poderes de Guerra, mientras que la representante demócrata Alexandria Ocasio-Corte calificó el ataque estadounidense como una grave violación de la Constitución de Estados Unidos y de los poderes de guerra del Congreso.
Presidentes de EU han eludido al Congreso en acciones militares
“Esto no es constitucional”, escribió el representante republicano Thomas Massie en su cuenta de X , después de que Donald Trump anunciara el ataque. Por otra parte, Joshua Huder, miembro del Instituto de Asuntos Gubernamentales de la Universidad de Georgetown, explicó al verificador Politifact que hay autoridades superpuestas en la decisión de atacar o no a un país extranjero.
El artículo 1 de la sección ocho de la Constitución estadounidense le da la facultad al Congreso de declarar la guerra. Y el artículo 2 permite a los presidentes ordenar a las Fuerzas Armadas responder ante amenazas y ataques, así como dirigir operaciones militares una vez que el Congreso autorizó la guerra.
“Además de las facultades otorgadas al presidente en el Artículo 2, el Artículo 1 de la Constitución otorga al Congreso la facultad de declarar la guerra. Sin embargo, esta facultad nunca ha sido interpretada —ni por el Congreso ni por el poder ejecutivo— como si exigiera la autorización del Congreso para toda acción militar que el presidente pudiera iniciar.”, explicó John B. Bellinger, investigador adjunto superior de derecho internacional y de seguridad nacional en el Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos.
En 1973, el Congreso de EU aprobó la Ley de Poderes de Guerra. Esta legislación ordena que, a falta de una declaración de guerra o una emergencia nacional, el presidente debe informar en 48 horas al Congreso el uso de las Fuerzas Armadas en hostilidades, además de que en un plazo de 60 días para terminar la participación del ejército en estas operaciones. Este plazo se puede ampliar 30 días sí el presidente lo considera necesario.
“La ley se concibió como una restricción a la autoridad de los presidentes para iniciar una guerra. Sin embargo, en la práctica ha tenido el efecto contrario. En lugar de recurrir a la acción militar simplemente para responder a un ataque inminente, los presidentes han interpretado el estatuto como una licencia para actuar durante 60 días sin la aprobación del Congreso”, explicó el columnista Dace Potas en USA Today.
El 22 de junio, el Secretario de Defensa, Pete Hegseth, dijo: “se les notificó (al Congreso) después de que los aviones despegaron sanos y salvos. Pero cumplimos con los requisitos de notificación de la Ley de Poderes de Guerra”.
Para Mark Cancian, miembro del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, una incursión o serie de incursiones no requeriría autorización, de acuerdo con Politifact. Mientras que el profesor de Historia y Estudios de la Comunicación de la UC Santa Cruz, Nolan Higdon, afirmó a ABC 7 News que al no declarar una guerra, se convierte en un conflicto. Y los presidentes pueden argumentar que tuvieron que actuar.
Especialistas coinciden en que presidentes de distintos partidos han lanzado diversas operaciones militares sin la autorización del Congreso a través de una “autorización para el uso de la fuerza militar”. Esta figura ha sido utilizada por presidentes como Ronal Reagan en el Líbano; George Bush en Afganistán e Irak y Bill Clinton en Somalia.
Después de los ataques el 11 de septiembre de 2001, el Congreso de EU aprobó una autorización de uso de operaciones militares para combatir a cualquier organización o persona involucrada en ataques terroristas. Un año después, en 2002, se aprobó la autorización para atacar al gobierno de Saddam Hussein.
Esta última fue la base legal para que Donald Trump autorizara el asesinato de Qassem Soleimani en 2020 en Bagdad. Ambas autorizaciones han sido utilizadas para realizar operaciones militares en otros países; sin embargo, dicha autorización de 2002 fue derogada en 2023.
En 2020, la Oficina de Asesoría Legal del Departamento de Justicia argumentó que el presidente tenía inherentemente la autoridad para ordenar el ataque bajo la Constitución si determinaba que hacerlo era de interés nacional.
“En este momento, se está cuestionando en Estados Unidos qué tanto Trump violentó sus prerrogativas como presidente y qué tanto fue más allá de sus atribuciones al mandar este ataque directo a Irán. Desde la lógica del derecho internacional, hay una clara violación porque para que un país pueda atacar a otro país de la manera en que lo hizo Trump, debe haber previamente un ataque”, señaló Daniel Edgar Muñoz Torres, internacionalista de la FES Aragón de la UNAM, en entrevista con El Sabueso.
Ataque a Irán podría violar el derecho internacional
Tras los ataques, el gobierno de Irán calificó la agresión como una grave violación a la Carta de las Naciones Unidas, el derecho internacional y el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares. Y advirtió que tomará represalias contra Estados Unidos.
Al respecto, Barrón mencionó que, a nivel internacional, Irán estaba en pláticas diplomáticas al momento del ataque estadounidense y esto puede provocar que “ningún rival de Estados Unidos pueda considerar serias unas conversaciones de paz con ese país, dado que puede realizar un ataque militar mientras está sentado en la mesa de negociación”.
Para Muñoz Torres, los ataques a las instalaciones iraníes representan una violación al derecho internacional, además de que se diferencian de otras operaciones militares como en Afganistán o el ataque a los hutíes en Yemen, debido a que en esas ocasiones, Estados Unidos había sido atacado previamente.
“El gobierno por legítima defensa puede atacar a esos países perpetradores, pero en este caso eso es diferente, porque estamos hablando que el régimen iraní no hizo ningún acto en contra de Estados Unidos. La legítima defensa en este caso no está justificada”, dijo.
En contraste, Bellinger destacó que la administración Trump podría argumentar que un ataque contra Irán constituye un acto de legítima defensa colectiva de Israel. Y la validez de este argumento dependería de si Israel actuó conforme al derecho internacional al atacar a Irán en primer lugar y de si el uso de la fuerza estadounidense se limita a proteger a los civiles israelíes y los intereses estadounidenses.
La escalada del conflicto entre Israel e Irán, ahora con la participación de Estados Unidos, también tendrá impacto en la economía global. Muñoz Torres y Barrón coincidieron en que el ataque de Estados Unidos y el eventual cierre del estrecho de Ormuz por parte de Irán podría afectar el precio de los energéticos y su cadena de producción, así como generar incertidumbre en los mercados internacionales.