|
Teatro

Transitan por el delirio de la venganza y la justicia en ‘Ojo de res’

La obra de Manolo Díaz se presentó en Casa Haas con el colectivo Los Pata Salada
18/07/2025 16:05

La escena está montada. Una pared saturada de post-it, dibujos absurdos, colores y frases estridentes enmarcan el delirio emocional de tres personajes al borde del colapso, en “Ojo de Res”, la más reciente obra de Manolo Díaz, que presentó en Casa Haas, con el colectivo Los Pata Salada.

“Ojo de Res” es una comedia un tanto oscura que nace de una anécdota personal, el robo de unos lentes. Ese hecho aparentemente trivial detonó en Díaz una mezcla de rabia e impotencia que, en lugar de volverse violencia o resignación, se transformó en dramaturgia. “No tenía cómo desahogarlo, así que lo escribí”, confiesa el autor.

La historia transita por el delirio de la venganza y la torpeza humana para hacer justicia. En el universo de “Ojo de Res”, los personajes elaboran planes imposibles y absurdos para vengarse del ladrón. Uno de ellos incluye, literalmente, conseguir un ojo de res —un objeto tan grotesco como simbólico— para atormentar al delincuente.

La trama de la obra, explica Díaz, “es una solución sensata para un evento complejo”, y por ello mismo detona en ese humor negro que incomoda y hace reír al mismo tiempo.

El elenco está conformado Alonso Caro y Silvestre Trujillo y un tercer actor enérgico, Ángel Inzunza que alterna entre la furia física y la inocencia del absurdo. La dinámica entre los tres fluye con potencia, llenando el escenario con corporalidad, ritmo y contraste. Cada uno representa una cara del trauma, el que calla, el que explota y el que maquina.

Las actuaciones exploran los límites del cuerpo como territorio del dolor y el deseo de venganza. Hay momentos de risa inmediata, pero también silencios donde el público se encuentra consigo mismo: ¿Qué haría yo sí me pasara eso?

El diseño escenográfico es un punto clave. Los colores neón y las notas adhesivas generan una atmósfera caótica, pero profundamente reconocible. Es la mente saturada, la ansiedad urbana, los pensamientos desordenados que estallan cuando la justicia institucional no llega.

Los dibujos de dinosaurios, pizzas y frases como “Te veo” no solo adornan, hacen eco del sinsentido. Refuerzan que el dolor, en su versión más íntima, a veces no tiene lógica. Pero necesita un lugar para manifestarse.