La descomposición social y gubernamental llegaron a un punto de no retorno, debemos pararlo para conseguir la paz y progresar como nación.
La sociedad local le da una oportunidad al gobierno.
La sociedad ya está cansada, enojada, harta, pero se está mostrando pacíficamente en Culiacán con una marcha masiva que está gritando a todo pulmón ser atendida. Tiene buena fe y esperanza todavía. Espera resultados a pesar de tantas promesas y excusas vacías. Está aprendiendo de sus propios errores. Como el Ave Fénix se está levantando de sus cenizas pero necesita un empujón para agarrar vuelo, requiere que el gobierno gobierne.
Le está dando la tremenda oportunidad al gobierno federal y estatal que termine con la simulación y deje de dar estadísticas color de rosa, como las agujetas de la canción. Ha habido demasiada sangre. Demasiado dolor, las lágrimas se han secado. No es el momento de dar excusas ni prometer lo que no va a cumplir. Exigimos frenar la violencia. El estado -si quiere- tiene todo el poder y la inteligencia para hacerlo. Los tiene ubicados, cuando requieren recuperar una unidad robada a un influyente se la regresan pronto, no a la mayoría; la complicidad y no darles apoyo para encontrar a sus desaparecidos resulta cruel a estas alturas.
Los oficiales esperan la orden de arriba para cumplirla, sus soldados también han sido asesinados y arriesgan su vida cada día al subirse a la camioneta, la pasan mal con el calorón y donde duermen, defendiendo a la gente, dentro de lo que les permiten. Se les agradece profundamente.

La participación ciudadana nos conviene a todos
Sobre todo les conviene a los que quieren gobernar en serio y bien. Conviene que el gobierno tome en serio a la sociedad para su propio beneficio, pues no se puede prosperar atentando contra el bien social, atentar contra el bien de la sociedad es atentar contra el bien común.
La prosperidad requiere del binomio sociedad - gobierno, si una parte falla, falla la otra, cada una por sí sola no puede aportar los beneficios de la otra. Se necesitan las dos piernas para caminar.
Lo remarcamos: el bien social ayuda al buen gobierno. Un gobierno que solo busque su beneficio a costa de la sociedad, como las dictaduras socialistas o “progres”, tarde o temprano la sociedad se le echará encima y solo se preservan usando la fuerza como lo hicieron Stalin, Castro y Maduro, colapsándose a sí mismas, como le sucede ahora a Venezuela.
Y esto obedece a la condición humana, no a cuestiones de poder ni políticas, la gente busca prosperar y ser feliz, todo lo que se lo impida lo abominará. No se puede retener la corriente porque gana el cauce del río.
Además en una sociedad con internet es difícil que las mentiras y las dictaduras perduren, ahora mismo pretenden controlar las redes y callar a los ciudadanos con nuevas leyes. Los EEUU están presionando a la presidencia a que muestre sus cartas y tome acción, no pueden engañarlos más.
Un problema de fondo
“México enfrenta obstáculos para conseguir una sinergia positiva entre gobierno y sociedad que transforme la participación ciudadana en un instrumento incluyente y democrático capaz de contribuir a la solución de los crecientes problemas públicos”. Pero “evidentemente, la sociedad, inmersa en un tejido social deteriorado, es reacia a involucrarse comprometidamente en los asuntos públicos. Una participación de este tipo suele ser temporal y sin un auténtico compromiso ciudadano” (La participación social y ciudadana en México en el contexto actual. Rodolfo García del Castillo, Ana Ma. García R.) Esto explica en parte “por qué estamos como estamos, por eso nunca progresamos”, como la otra canción.
¿Por qué ahora?
Observamos dos condiciones que ya rompieron la liga del aguante social. No tomarlas en cuenta es peligroso porque el enojo sigue un proceso natural para no explotar.
La 1ª es el margen de maniobra: a pesar de la alta corrupción e impunidad la gente podía hacer sus negocios, mejorar su vivienda, viajar, darse sus gustos, así, dándole la espalda a las votaciones, indiferente a quienes gobernaban, se podía salir adelante más o menos seguros. Eso ya no se puede en muchos lugares del país. Más bien es imposible. La sociedad lo está aprendiendo y ya no lo soportan.
La 2ª es la apatía ciudadana. Hemos perdido democracia porque no hemos participado en ella. Así de sencillo. La democracia no es para todos, pero muchos la merecemos y no vamos a permitir que la apatía la pierda. La batalla es despertar a los vecinos. Aquí los balazos lo están haciendo.
¿Qué lo detonó?
La política de los abrazos disparó el narco, el cáncer social que ha descompuesto todo. O sea, importa demasiado quienes gobiernan y qué ideologías tienen. Está costando demasiada sangre, sufrimiento y pobreza.
La sociedad está empoderándose, exigiendo sus derechos con valentía, el gobierno debe garantizar la confianza y su capacidad, si no perdemos todos. Que cada parte cumpla la suya.
Si de verdad quieren gobernar bien tendrán que incluir a la sociedad para que den sus soluciones. El gobierno solo no ha podido.