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Las alas de Titika

Algo muy serio

LAS ALAS DE TITIKA
27/06/2025 11:36

Ella representa una fortuna, la más grande del país, incluso del continente, puede que hasta del mundo. En cambio, él es nadie, apenas el empleado de un estacionamiento; sin embargo, comparten la misma disposición mental.

Lo que quiera que pase no tendrá repercusiones para él, ya que no tendrá descendencia, lo supo desde que era adolescente —cree ciegamente en el sexo sin finalidad—. Pero en ella, que es pionera en todo, cualquier decisión es algo sumamente serio. Tan serio que justo ahora la anima la premonición de una catástrofe sin precedente.

Conocí a Gaëlle Obiégly por casualidad. Si se tratara de un concierto, diría que ella le ‘abría’ a la rockstar; ese día Muriel Barbery —a quien descubrí con Rapsodia Gourmet y amé más con La elegancia del Erizo.

Esa tarde, en la Casa de Francia, estaba Gaëlle, tímida, en espera de ‘cerrar’ con su participación. ¡Eureka! Su propuesta no era cosa menor, sino Algo muy serio (Canta Mares, 2023); el primero de sus libros traducidos al español. Lectura a la que ahora regreso porque empiezo a reconocer la historia como algo muy cercano.

En ese año, la idea central me parecía lejana, ahora me asombra que cada día que pasa, veo la historia de Daniel —el protagonista— como algo posible en cualquier ser que deambula por las calles; más todavía si ese alguien trabaja en un estacionamiento.

Dos cosas me llamaron la atención de la autora: su voz bajita y su práctica del performance. No evité trasladar el tema central —algo así como el día cero donde todo se apaga— a un performance callejero con artistas desbordados por la catástrofe. Pero lo que me atrapó al momento de leer fue la ligereza y la desinhibición de su prosa, la frescura de los planteamientos, la primera persona y la historia en sí misma.

Me gusta la no fatalidad de Daniel como participante del experimento que lo pone a prueba cuando se va quedando sin lo básico, incluso sin alimento. También disfruto sus momentos de cordura los domingos —único día de la semana que le está permitido escribir y contarnos lo que está viviendo; así es como nos enteramos de lo que pasa. Una atinada estructura para una historia alterada.

La idea descocada de Chambray —la millonaria y empleadora de Daniel— quien está dispuesta a gastarse su fortuna en vistas de que no quedará nada ni nadie. “De nada servirá el dinero en un mundo al desnudo. Habrá que contar con uno solamente, para permanecer con vida. Nosotros ya comenzamos. Nos entrenamos en volvernos fuertes, en incrementar nuestro coraje y nuestros instintos”.

Algo muy serio es una novela narrada en primera persona por Daniel, protagonista, quien es parte de un experimento. Le colocarán un chip que le hará pensar y actuar como Donatienne Chambray, y se convertirá en su biógrafo. Esa es su única función. Para llevarla a cabo lo trasladan a la mansión Chambray, se unirá a otras personas que también se salvarán de la catástrofe —es la promesa—. Sólo se le permite un día de descanso sin el implante, y ese día es cuando regresa a su vida de antes.

Si es que eso fuera posible ya que hay un punto en el cual no sabe si está actuando con autonomía o su pensamiento es parte de lo que le imponen a pensar. Daniel reconoce que no fue forzado a ser implantado, lo tomó como un trabajo prometedor. Después de todo, lo que sí asegura es que el amor —como el de él a Jenny— es la promesa que siempre nos salva; es el deseo inacabado de proteger a los que queremos.

Como novela distópica que anuncia la destrucción antes de que ésta nos alcance, Algo muy serio es una historia con múltiples lecturas. Es de una estrujante y bella ironía. Al leerla te asombrarás de cómo hemos acotado la cercanía al mundo que muestra Gaëlle Obiégly. Es por eso que regresé a ella y pude descifrar en qué consiste la tan anunciada catástrofe. Gracias a la editorial Canta Mares por esta epifanía.

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