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Memoria

‘Pina’ ha atestiguado durante un siglo los momentos importantes de El Rosario

En su memoria está guardada la amistad que sostuvo desde pequeña con Lola Beltrán, quien la frecuentaba aún cuando era muy famosa
06/05/2025 15:10

EL ROSARIO._ Matriarca de tres generaciones, María Agripina Barbosa Ruiz, mejor conocida como “Pina” de Reyes, ha sido testigo de importantes momentos históricos en la ciudad, del que sostiene sin siquiera titubear que su edad es de un siglo y cinco meses, ya que nació un 23 de enero pero del año 1925.

Hija única, tras fallecer pequeña su hermana mayor del matrimonio formado por los señores, Tiburcio Barbosa Galván y María Abraham Ruiz García, donde su padre falleció al cumplir el primer año de nacida y su madre fue una reconocida enfermera que estudió por correspondencia.

”Significa (llegar a los 100 años) pues que Dios me quiere mucho porque tengo muchas cosas que platicar comprobadas”, afirmó.

Así lo expuso mientras apreciaba el Desfile de la Primavera, rodeada de hijos, nietos y bisnietos, en el que ha sido su hogar toda su vida, sobre la calle Melchor Ocampo.

Con una memoria intacta, Pina, recuerda haber vivido el auge y declive minero, ser partícipe del traslado piedra por piedra del hoy Santuario de Nuestra Señora del Rosario, la estrecha amistad con Lola Beltrán repleta de anécdotas, el ciclón más devastador, entre otras.

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Sobre el tradicional desfile del 5 de mayo, parte de la Feria de la Primavera refiere recordar que tenía alrededor de 14 años cuando lo vio por primera vez pero que era más sencillo a como es en la actualidad.

”(Era) pues más humilde no era tan visible como lo están haciendo hoy; no había desfile de caballos, no había tanta música, sencillo. Empezó como en un pueblo así chiquito todo, ya no lo es, verdad, ya es ciudad”, aseguró.

Al compartir con tres generaciones de sus descendientes, sostuvo sentirse muy feliz por el don de la vida que Dios le ha brindado.

En lo que respecta a la reina de la canción ranchera, Lola Beltrán, precisó que fueron condiscipulas en un colegio de religiosas de la ciudad, y tal fue su amistad que un día le prometió que por la ventana de su casa donde siempre la visitaba le cantaría una vez que fuera famosa.

Expuso que al ser una de las pocas casas que tenían energía eléctrica, gracias a que su mamá le pagaba la gasolina de la planta de luz a un vecino, Lola cuando era apenas conocida como Lucila, iba para escuchar la radio y cantar.

”Venía ella aquí a cantar, a eso venía y yo me reía, y le decía ‘Uh, cuándo mi niña’; ‘te voy a demostrar eso y más, guardatelo, cuando me oigas cantar por el (radio)’”, citó de aquella conversación que después se cumplió cuando recibiera Beltrán el contrato del programa “Así es mi tierra”.

Sobre el carácter de la artista rosarense, precisó que era muy alegre, franca, pero sobre todo muy buena amiga pues a pesar de ser acaparada por las personas en sus visitas a la ciudad nunca dejó de frecuentarla y cantar sólo para ella.

Asimismo, refirió, que junto a Lola Beltrán cuando eran niñas le tocó colaborar en las acciones de traslado del templo, hoy ruinas, al actual Santuario de Nuestra Señora del Rosario, hecho el cual cabe mencionar le valió a este destino el título de Pueblo Mágico.

Otro acontecimiento importante para la ciudad y el municipio fue la construcción del primer puente sobre el río baluarte de la carretera federal México 15, mismo que se vio cubierto por el agua del afluente en las llamadas “crecientes”.

Un elemento que no dejó pasar de largo, es la evolución de la música, ya que afirmó que la región era conocida por las orquestas que amenizaban los bailes, contraste con la música del momento a la que no se le entiende nada.

Entre los momentos oscuros del municipio, argumentó, que no ha habido otro como el del ciclón de 1936.

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”No ha habido otro en mi memoria y en mi vista. Dejó al pueblo sin techos, volteados, o guamuchiles de esos árboles grandes de 50 años los agarraba, les daba vuelta y los aventaba como si fuera una zanahoria, así de fuerte, no había casa que dijera ésta no tiene ningún daño”, argumentó.

Fue tal el impacto de aquel fenómeno climático que precisó que había un “gringo” dedicado a la minería que del susto falleció.

Tocante a la minería que dio origen a su pueblo, señaló que le tocó ver las últimas glorias y declive, donde el pueblo tuvo que reinventarse por medio de sus actividades primarias.

Entre risas, recordó que estuvo apunto de ser maestra, pues de acuerdo a la usanza de la época al concluir la primaria podía titularse de maestra, pero tras enterarse su progenitora que se habían robado a una maestra en el pueblo vecino de La Estación, se lo prohibió.

Su descendencia, informó que llegó al contraer matrimonio a los 25 años, por la iglesia y todas las leyes, con el señor Juan Francisco Reyes Aranguré, de cuyo enlace nacieron sus hijos Juan, Gladys y Lupita, que a su vez le dieron 11 nietos y 16 bisnietos.

Al enviudar con 45 años, tuvo que sacar adelante a sus tres hijos por medio de un salón de belleza y una tienda de ropa, calzado, cuando no había carreteras ni viajes de compra, todo por medio de agentes de compras.

”La carga hace andar al burro”, señaló.

Tal fue su determinación que no dejó que ninguno de sus hijos trabajara hasta que no le entregaran su título profesional entre periodos buenos y malos.

”Muy agradecida porque Dios me dio mucha fuerza para luchar y sostenerlos, parirlos, criarlos y hasta que se casaron todavía les ayudaba”.

Con relación a su salud a sus 100 años, subrayó que no le duele nada, no tiene ningún achaque o padecimiento.

”Todos los estudios que me hacen y análisis salen bien, así que mi enfermedad es la edad”, concluyó.