Pablo viaja desde Escuinapa para ofrecer nieve de garrafa a vecinos de Rosario
EL ROSARIO._ Aunque originario de Escuinapa, Pablo Mejía Hernández, nevero ambulante, afirma sentirse rosarense al acudir la mayor parte de su vida a la cabecera municipal a ofrecer a bordo de un triciclo su nieve de garrafa y ante la acogida de los habitantes del ex real de minas.
“Nieve cien por ciento de garrafa, artesanal como los frijoles de la olla, caseros y la gente que ve dice, “mira una nieve de garrafa”; para mí es buena la calidad que traigo y la gente está contenta... casi soy del Rosario, yo me creo rosarense, tengo como unos 27 años y bien contento con la gente aquí de Rosario”, asegura.
Motivo por el cual, por la mañana se las ha ingeniado para salir de su casa con la garrafa a bordo de un triciclo que deja en la central, luego se traslada en camión pasajero de Escuinapa a Rosario, mientras en este municipio cuenta con otro triciclo para trabajar.
Jornadas que se extienden de las 10:00 a las 18:00 horas, recorriendo cada una de las calles de la ciudad, así como las diferentes escuelas en periodo de clases, y que tiene como único día de descanso los días sábados.
Agradecido, refiere, con el espacio que ha encontrado en este municipio para desarrollar la actividad que surgiera con su abuelo Francisco, y su papá Felipe, actividad con la que recorrieron Acaponeta, Nayarit, y en Sinaloa los municipios de Escuinapa y Rosario.
Expuso sentirse satisfecho de poder dar continuidad a este legado con el que sostuvieron a sus familias, y que ahora le permite sostener a la suya, pero siempre con la encomienda de ofrecer una nieve hecha con productos de calidad.
Sus precios, van desde los 20 pesos, en cono industrial, y 30 pesos, en cono o canasta dorada realizada de manera artesanal, y sabores de vainilla, fresa, chocolate y limón.
De sus principales satisfacciones, señaló, el poder darles una buena calidad de vida a sus tres hijas.
“Es lo mejor de la vida que sepan que yo de nevero les hice su casita más o menos”, expresó evidenciando satisfacción.
Concluyó que todos los oficios son generosos y tiene una buena vida todo aquel que le pone empeño para que su producto se venda, por encima del cansancio o incluso la flojera.