Sinaloa debe prepararse para nuevos eventos sísmicos, dice especialista
Los sismos seguirán ocurriendo en Sinaloa debido a su ubicación geológica, advirtió Edén Bojórquez Mora, especialista en ingeniería sísmica e integrante del Comité Sísmico Sinaloense.
Explicó que el Estado se encuentra cerca de fallas geológicas y en una zona de interacción entre las placas de Norteamérica y del Pacífico.
A las 20:12 horas del miércoles 23 de julio un sismo de magnitud 4.6 sacudió diversas zonas de Culiacán.
El evento telúrico se localizó a 6 kilómetros al Datemex de la capital del Estado de acuerdo al Servicio Sismológico Nacional y no se reportaron daños o afectaciones.
De acuerdo con Bojórquez, ya entre 2010 y 2011 se registraron varios temblores en la zona norte de Sinaloa, particularmente cerca de Los Mochis, donde convergen estas placas de Norteamérica y del Pacífico.
Aunque los sismos son impredecibles en tiempo, lugar y magnitud, el especialista afirmó que es claro que seguirán presentándose.
Por ello, enfatizó la importancia de prepararse desde ahora.
“Hay zonas muy claras donde sabemos que hay interacciones entre las placas tectónicas o donde se presentan algunas fallas en zonas internas de estas placas, como la de Norteamérica. Por ello, se puede concluir que se van a seguir presentando eventos sísmicos”, dijo.
“Estamos en un momento muy importante... porque hasta ahorita no ha habido consecuencias tan lamentables sobre los eventos que han ocurrido aquí en el estado. Sin embargo, de que se podrían presentar, se podrían presentar”, advirtió.
Señaló que el sismo en Culiacán fue causado por un movimiento dentro de la placa tectónica, no por el choque entre dos placas y aunque son menos comunes, pueden sentirse más fuertes porque la energía se libera directamente desde el interior de la placa.
“La diferencia con estos eventos sísmicos que ocurren en el interior de la placa, es que pueden estar en algunas ocasiones, muy cercanos a ciudades o a sitios muy importantes”, detalló.
A modo de ejemplo, Bojórquez recordó que el llamado “sismo del Ángel”,ocurrido en Ciudad de México en 1957, fue un parteaguas en la normatividad urbana.
A partir de ese evento, los reglamentos de construcción comenzaron a considerar la fuerza sísmica en sus lineamientos.
Algo similar, consideró, debe impulsarse en estados como Sinaloa.
“Dependiendo de cómo se sienta un sismo en sitio, eso me va a decir a mí qué características le debo dar a mi infraestructura para que soporte ese evento sísmico”, señaló.
Un sismo de magnitud 6, dijo, puede compararse con la energía liberada por una bomba atómica como la de Hiroshima, y si sube a magnitud 7, esa energía se multiplica por 33.