De acordeones y promociones

21/05/2025 04:01
Además de la violación a la ley, los llamados ‘acordeones del bienestar’ son la mejor confesión de que en la próxima elección judicial el voto informado es una pretensión imposible de cumplir.

El domingo pasado, y a raíz de la tragedia del buque escuela de la Secretaría de Marina, nos enteramos de la existencia de promocionales de Morena, grabados en el buque, llamando a votar por sus candidatos en la próxima elección judicial. Sin recato, no importa que la ley expresamente impida la participación de los partidos políticos en la contienda.

Frente a ello, la Presidenta únicamente exculpó a la Secretaría de Marina diciendo que no tenía nada que ver con los promocionales, pues se hicieron cuando el buque estaba varado y abierto a la visita del público. Aunque así fuera, el delito sigue existiendo: los partidos políticos no pueden promover candidatos y eso fue lo que hizo Morena en Nueva York.

No debemos normalizar la inobservancia de la norma. Pero por desgracia esa parece ser la constante en este proceso electoral. La semana anterior circularon diversas denuncias respecto de la existencia de guías para votar. De nuevo, ni el Poder Ejecutivo ni los partidos políticos pueden promover candidaturas.

Pero además de la violación a la ley, los llamados acordeones del bienestar son la mejor confesión de que en la próxima elección el voto informado es una pretensión imposible de cumplir. La información disponible no alcanza para distinguir trayectorias, proyectar habilidades, saber si se tiene le perfil que requiere el puesto por el que se está compitiendo. Tampoco es claro, al menos para quienes no somos abogados, cuál es la responsabilidad que tienen los distintos cargos que se van a elegir.

Y aunque esa información estuviera disponible, qué elementos tiene el electorado para discernir sobre la idoneidad de los candidatos, cómo se puede familiarizar con los que hacen los jueces de circuito, qué maneras tiene para conocer el tipo de asuntos que se tratan en los diversos tribunales especializados. Es evidente que se trata de una burla al sentido común.

Y ciertamente las campañas de quienes aspiran a algún cargo no han suplido esa carencia, la regulación es tan restrictiva que son tan escasos como inútiles los actos de campaña tolerados por la ley. En fin, nos encaminamos a votar con los ojos vendados.

No sólo se consumará la destrucción del Poder Judicial, con una ley tan absurda como rencorosa, también se verá afectada la credibilidad de nuestro sistema electoral.