Historias que conmueven, a los lectores y a nosotros

03/08/2025 04:00
    Siempre que abordamos temas así de sensibles, de delicados, lo hacemos con el temor de cómo lo tomarán los lectores, y en este caso creemos que no nos equivocamos al dar a conocer la historia. Miles de lecturas, cientos de comentarios, y cifras de compartido y de reacciones en redes sociales nos mostraron que la gente sí empatizó con el muchacho.

    Hay historias tristes y otras tristísimas... en el periodismo hemos visto tantas y de tantos tipos que podría pensarse que ya no nos conmueven.

    Nada más lejos de la realidad. Seguimos siendo tocados por personas y sus historias. Las sufrimos incluso con ellos.

    Y esta semana que pasó nos topamos con la de Felipe Yahir, el joven escuinapense de 18 años que mató a su padre.

    Desde que tuvimos los primeros datos de ese hecho, como periodistas rápidamente podemos hacer inferencias, pensar conclusiones, pero sólo las pensamos o las comentamos entre nosotros, no significa que las pongamos en nuestras publicaciones.

    Y pues como muchas personas, nuestra primera inferencia es que se trataba de un asunto de adicciones, pues hemos visto casos de cómo, intoxicados por la droga, hijos han atacado a sus padres.

    Pero rápidamente nos empezó a llegar información que nos alertaba que no era ese el caso. De pronto empezamos a tener versiones que hablaban de un joven calificado como “buen muchacho”, querido por quienes lo conocían, estudiaba y trabajaba, no era vicioso... en fin, nos empezaron a diseminar poco a poco datos que hablaban de que ahí había una historia que podía ir más allá.

    Así fuimos tejiendo dato por dato hasta que tuvimos una idea más clara del contexto: un contexto de violencia sufrido por la familia desde hacía años, de miedo, de abandono, de injusticias... pero no era sencillo obtener los testimonios directos u oficiales.

    Una vez que tuvimos suficiente información de varias fuentes, de diversas personas y hasta de funcionarios que tuvieron acceso directo o indirecto al caso, decidimos publicar la historia de Felipe Yahir y cómo llegó a matar a su padre.

    No fue una decisión editorial fácil porque no pudimos obtener fuentes oficiales o que quisieran ser identificadas, fue ahí donde decidimos basar nuestro reportaje en una entrevista que sí nos permitieron grabar pero que nos pidieron guardar la identidad de la fuente.

    Eso, junto con otras declaraciones de otras personas que estuvieron cerca del caso, nos permitió armar un texto que sirviera para conocer cómo un joven considerado estudioso, trabajador, querido, responsable, llegó a matar a su padre.

    Decidimos hacerlo así, con declaraciones extraoficiales, porque consideramos que contarlo en nuestras páginas, nuestro sitio y nuestras redes sociales permitiría exponer a lo que puede llegar un contexto de años de violencia intrafamiliar, además que quisimos en cierta forma buscar algo de empatía con el joven que más que un ejecutor es también una víctima de sus circunstancias.

    Cuidamos el texto, el encabezado y demás buscando no llegar a revictimizar a la persona fallecida, pero sí exponiendo la situación, basada en varios testimonios, para concientizar acerca de la violencia intrafamiliar y que, tal vez, en un momento dado, pudiera servir como atenuante a nivel judicial para un joven que ha visto su futuro truncado y enfrenta una situación devastadora que es el cenit de una vida de sufrimiento, abusos y temor.

    Siempre que abordamos temas así de sensibles, de delicados, lo hacemos con el temor de cómo lo tomarán los lectores, y en este caso creemos que no nos equivocamos al dar a conocer la historia. Miles de lecturas, cientos de comentarios, y cifras de compartido y de reacciones en redes sociales nos mostraron que la gente sí empatizó con el muchacho.

    Esperamos haber cumplido un poco de la misión que guarda Noroeste: “Dar voz a los que no la tienen”.

    Un tsunami
    de desinformación

    Como ya lo hemos dicho en muchas ocasiones, en este nuestro Sinaloa nunca faltan las noticias... después de una semana de sismo, tuvimos la situación de una alerta de tsunami.

    Y como siempre que se generan ese tipo de situaciones, es más lo que tenemos obligación de contener que de informar.

    Desde que nos llegó la primera alerta poco antes de las 20:00 horas del martes, que fue un documento emitido por la Agencia Meteorológica de Chiapas, titulado Boletín de tsunami en fase alerta, con horario de las 19:27 horas tiempo CDMX, nos dimos a la tarea de verificar qué pasaba.

    El Centro de Alerta de Tsunamis, de la Secretaría de Marina, había estado emitiendo boletines al respecto desde las 17:40 horas tiempo CDMX, en el primero manifestaban que no se esperaban afectaciones en el oleaje en México tras el sismo en Rusia. Pero a las 19:18 horas empezó a ajustar la información, advirtiendo arribo de alturas menores a 20 centímetros en el oleaje, para luego, a las 20:17 horas emitir ya una alerta de que se esperaban un poco o más alto el oleaje .

    “De acuerdo a la actualización de la información de seguimiento de la propagación del tsunami generado, para las costas nacionales se esperan alturas de 0.30 a 1.0 metro”, decía.

    Y precisaba las recomendaciones: “Mantener a la población alejada de las playas hasta la cancelación de la alerta; se esperan corrientes fuertes en la entrada de los puertos, por lo que se deberán extremar precauciones para las embarcaciones en puerto”.

    El documento precisaba hora y lugares de los diferentes puertos de México, incluyendo Mazatlán... y con base en esos datos empezó a circular en muchísimos chats de WhatsApp una imagen de un documento elaborado por la Agencia Meteorológica de Chiapas, que agregaba en las recomendaciones: “no entrar al mar y alejarse de las zonas costeras”.

    Fue la primera imagen que empezó a circular y que de hecho nos llegó a nosotros, con base en la cual nos remitimos primero, antes de publicar cualquier nota, con las fuentes originales oficiales: la Secretaría de Marina y la Coordinación Nacional de Protección Civil, las cuales efectivamente habían empezado a emitir las alertas que ya le comentamos.

    Ahora sí, con base en eso, nosotros publicamos a las 20:08 horas del martes: “Semar emite alerta de variaciones del nivel del mar en las costas del Pacífico mexicano, tras terremoto en Rusia”.

    Incluso en nuestras redes redactamos: “El Centro de Alerta de Tsunamis de la Semar emitió una alerta de de variaciones del nivel del mar en las costas del Pacífico mexicano, después de que un sismo de magnitud 8.8 ocurrió en la península de Kamchatka, Rusia; se esperan olas de gran magnitud”.

    A las 20:20 horas llegó comunicado de Protección Civil Municipal, con base en el cual publicamos a las 20:34 horas en nuestro sitio la nota titulada: “Se esperan variaciones de oleaje de hasta 1 metro de altura en Mazatlán por sismo en Rusia”.

    Minutos más tarde publicamos en Facebook: “Se esperan variaciones del oleaje de hasta 1 metro de altura en el nivel del mar, en #Mazatlán, derivado del sismo de 8.7 grados acontecido en la región de Kamchatka, Rusia, informó la Coordinación Municipal de Protección Civil”.

    Ya entrada la noche, a las 22:30 horas, uno de nuestros reporteros realizó una transmisión en vivo desde el malecón de Mazatlán para mostrar un oleaje tranquilo y un flujo normal de turistas y paseantes no muy diferente de otra noche de verano en el puerto.

    Durante la noche estuvimos al pendiente, monitoreamos y muy temprano el miércoles volvimos a hacer recorridos en la zona costera para reflejar que todo seguía normal, sin nada extraordinario y ninguna afectación.

    ¿Por qué le detallamos todo esto? Por si se topó por ahí con alguna información diferente y hasta exagerada como mucha que circuló en sitios y redes sociales de medios de todo tipo.

    Hay historias tristes y otras tristísimas... en el periodismo hemos visto tantas y de tantos tipos que podría pensarse que ya no nos conmueven.

    Nada más lejos de la realidad. Seguimos siendo tocados por personas y sus historias. Las sufrimos incluso con ellos.

    Y esta semana que pasó nos topamos con la de Felipe Yahir, el joven escuinapense de 18 años que mató a su padre.

    Desde que tuvimos los primeros datos de ese hecho, como periodistas rápidamente podemos hacer inferencias, pensar conclusiones, pero sólo las pensamos o las comentamos entre nosotros, no significa que las pongamos en nuestras publicaciones.

    Y pues como muchas personas, nuestra primera inferencia es que se trataba de un asunto de adicciones, pues hemos visto casos de cómo, intoxicados por la droga, hijos han atacado a sus padres.

    Pero rápidamente nos empezó a llegar información que nos alertaba que no era ese el caso. De pronto empezamos a tener versiones que hablaban de un joven calificado como “buen muchacho”, querido por quienes lo conocían, estudiaba y trabajaba, no era vicioso... en fin, nos empezaron a diseminar poco a poco datos que hablaban de que ahí había una historia que podía ir más allá.

    Así fuimos tejiendo dato por dato hasta que tuvimos una idea más clara del contexto: un contexto de violencia sufrido por la familia desde hacía años, de miedo, de abandono, de injusticias... pero no era sencillo obtener los testimonios directos u oficiales.

    Una vez que tuvimos suficiente información de varias fuentes, de diversas personas y hasta de funcionarios que tuvieron acceso directo o indirecto al caso, decidimos publicar la historia de Felipe Yahir y cómo llegó a matar a su padre.

    No fue una decisión editorial fácil porque no pudimos obtener fuentes oficiales o que quisieran ser identificadas, fue ahí donde decidimos basar nuestro reportaje en una entrevista que sí nos permitieron grabar pero que nos pidieron guardar la identidad de la fuente.

    Eso, junto con otras declaraciones de otras personas que estuvieron cerca del caso, nos permitió armar un texto que sirviera para conocer cómo un joven considerado estudioso, trabajador, querido, responsable, llegó a matar a su padre.

    Decidimos hacerlo así, con declaraciones extraoficiales, porque consideramos que contarlo en nuestras páginas, nuestro sitio y nuestras redes sociales permitiría exponer a lo que puede llegar un contexto de años de violencia intrafamiliar, además que quisimos en cierta forma buscar algo de empatía con el joven que más que un ejecutor es también una víctima de sus circunstancias.

    Cuidamos el texto, el encabezado y demás buscando no llegar a revictimizar a la persona fallecida, pero sí exponiendo la situación, basada en varios testimonios, para concientizar acerca de la violencia intrafamiliar y que, tal vez, en un momento dado, pudiera servir como atenuante a nivel judicial para un joven que ha visto su futuro truncado y enfrenta una situación devastadora que es el cenit de una vida de sufrimiento, abusos y temor.

    Siempre que abordamos temas así de sensibles, de delicados, lo hacemos con el temor de cómo lo tomarán los lectores, y en este caso creemos que no nos equivocamos al dar a conocer la historia. Miles de lecturas, cientos de comentarios, y cifras de compartido y de reacciones en redes sociales nos mostraron que la gente sí empatizó con el muchacho.

    Esperamos haber cumplido un poco de la misión que guarda Noroeste: “Dar voz a los que no la tienen”.

    Un tsunami
    de desinformación

    Como ya lo hemos dicho en muchas ocasiones, en este nuestro Sinaloa nunca faltan las noticias... después de una semana de sismo, tuvimos la situación de una alerta de tsunami.

    Y como siempre que se generan ese tipo de situaciones, es más lo que tenemos obligación de contener que de informar.

    Desde que nos llegó la primera alerta poco antes de las 20:00 horas del martes, que fue un documento emitido por la Agencia Meteorológica de Chiapas, titulado Boletín de tsunami en fase alerta, con horario de las 19:27 horas tiempo CDMX, nos dimos a la tarea de verificar qué pasaba.

    El Centro de Alerta de Tsunamis, de la Secretaría de Marina, había estado emitiendo boletines al respecto desde las 17:40 horas tiempo CDMX, en el primero manifestaban que no se esperaban afectaciones en el oleaje en México tras el sismo en Rusia. Pero a las 19:18 horas empezó a ajustar la información, advirtiendo arribo de alturas menores a 20 centímetros en el oleaje, para luego, a las 20:17 horas emitir ya una alerta de que se esperaban un poco o más alto el oleaje .

    “De acuerdo a la actualización de la información de seguimiento de la propagación del tsunami generado, para las costas nacionales se esperan alturas de 0.30 a 1.0 metro”, decía.

    Y precisaba las recomendaciones: “Mantener a la población alejada de las playas hasta la cancelación de la alerta; se esperan corrientes fuertes en la entrada de los puertos, por lo que se deberán extremar precauciones para las embarcaciones en puerto”.

    El documento precisaba hora y lugares de los diferentes puertos de México, incluyendo Mazatlán... y con base en esos datos empezó a circular en muchísimos chats de WhatsApp una imagen de un documento elaborado por la Agencia Meteorológica de Chiapas, que agregaba en las recomendaciones: “no entrar al mar y alejarse de las zonas costeras”.

    Fue la primera imagen que empezó a circular y que de hecho nos llegó a nosotros, con base en la cual nos remitimos primero, antes de publicar cualquier nota, con las fuentes originales oficiales: la Secretaría de Marina y la Coordinación Nacional de Protección Civil, las cuales efectivamente habían empezado a emitir las alertas que ya le comentamos.

    Ahora sí, con base en eso, nosotros publicamos a las 20:08 horas del martes: “Semar emite alerta de variaciones del nivel del mar en las costas del Pacífico mexicano, tras terremoto en Rusia”.

    Incluso en nuestras redes redactamos: “El Centro de Alerta de Tsunamis de la Semar emitió una alerta de de variaciones del nivel del mar en las costas del Pacífico mexicano, después de que un sismo de magnitud 8.8 ocurrió en la península de Kamchatka, Rusia; se esperan olas de gran magnitud”.

    A las 20:20 horas llegó comunicado de Protección Civil Municipal, con base en el cual publicamos a las 20:34 horas en nuestro sitio la nota titulada: “Se esperan variaciones de oleaje de hasta 1 metro de altura en Mazatlán por sismo en Rusia”.

    Minutos más tarde publicamos en Facebook: “Se esperan variaciones del oleaje de hasta 1 metro de altura en el nivel del mar, en #Mazatlán, derivado del sismo de 8.7 grados acontecido en la región de Kamchatka, Rusia, informó la Coordinación Municipal de Protección Civil”.

    Ya entrada la noche, a las 22:30 horas, uno de nuestros reporteros realizó una transmisión en vivo desde el malecón de Mazatlán para mostrar un oleaje tranquilo y un flujo normal de turistas y paseantes no muy diferente de otra noche de verano en el puerto.

    Durante la noche estuvimos al pendiente, monitoreamos y muy temprano el miércoles volvimos a hacer recorridos en la zona costera para reflejar que todo seguía normal, sin nada extraordinario y ninguna afectación.

    ¿Por qué le detallamos todo esto? Por si se topó por ahí con alguna información diferente y hasta exagerada como mucha que circuló en sitios y redes sociales de medios de todo tipo.