Es sábado.
El silencio empieza apoderarse
del hogar que habito.
Las voces de las sombras
murmuran mi nombre
entre las hojas danzarinas de la areca.
Verde es el color del recuerdo
en el tiempo nublado de esta tarde
que está a punto de morirse.
Julieta pronunció la garganta de un tío
y desde entonces todos me llaman con ese nombre.
Santa Julieta en el calendario,
Julieta para no perder la gracia.
Las voces se fueron con la tarde
y en el silencio de la noche
mi nombre sigue vivo,
como el primer día que lo pronunciaron.