El duelo es un proceso emocional complejo y adaptativo, que enfrenta un paciente oncológico cuando se le diagnostica cáncer. Esta palabra se asocia comúnmente con la pérdida de un ser querido, pero también abarca la aparición de una enfermedad grave. La aparición de una enfermedad como el cáncer también es motivo de duelo.
La palabra duelo proviene del latín y significa dolor. Es el proceso de adaptación emocional por el que pasamos cuando sufrimos una pérdida de alguien o de algo, que no necesariamente ha de ser la muerte de un familiar o la ruptura de una pareja. La aparición de una enfermedad como el cáncer también es motivo de duelo. Conlleva cambios vitales que significan pérdidas: la pérdida de la salud, de hábitos cotidianos, de planes de futuro... Incluso la anticipación de la pérdida de la propia vida.
Como dijo Worden (1982): “El duelo no es algo que se supera, es algo con lo que se aprende a vivir.”
Gracias a los avances de la medicina en muchos casos el cáncer se está convirtiendo en una enfermedad crónica, aunque, en otros casos, va asociado irremediablemente a la muerte. Es muy importante crear conciencia de la prevención, el estar checando nuestro cuerpo ante cualquier comportamiento extraño.
El cáncer nos confronta a una situación nueva, indeseada, desagradable que provoca mucho miedo, ansiedad, insomnio, depresión, por tanto, nos lleva a un gran estrés relacionado con la incertidumbre sobre el futuro.
Además, el diagnóstico y el tratamiento suponen una ruptura del itinerario vital. Esta circunstancia tiene un fuerte impacto en todos los aspectos de la vida de la persona, viéndose muy afectada la calidad de vida tanto del enfermo como de su familia.
Es en este contexto en el que los psicólogos tenemos la necesidad de establecer y revisar continuamente nuestros modelos de conocimiento y actuación, buscando la mejor adaptación posible a un mundo y a una realidad que está en continua transformación. Donde debemos reflexionar sobre el proceso oncológico como un todo (sistema) interaccional, incluyendo las relaciones entre lo bioquímico y lo psicológico, lo vivenciado y lo imaginado, lo personal y lo social.
Podemos decir que el proceso oncológico en sí mismo requiere de un proceso de duelo, pero además cada fase del proceso nos confronta con la elaboración de diferentes duelos. Cada nueva pérdida requiere la adaptación a esa circunstancia vital específica.
Durante el proceso oncológico se van produciendo múltiples cambios y pérdidas en la vida del paciente y en la de sus familiares, por tanto, el paciente oncológico se convierte en el paradigma de paciente con muchas pérdidas. Tanto los pacientes como sus familiares se van viendo confrontados a una situación de duelo casi permanente.
Cada cambio, cada pérdida, ligada al tratamiento o a la evolución de la enfermedad supone un nuevo duelo, un proceso de adaptación a una situación nueva y a menudo desagradable (caída del cabello, vómitos, pérdida del apetito, pérdida de sensibilidad, cambios corporales, pérdida de peso, cansancio, dolor). Debido a que el paciente con cáncer es un paciente con una gran complejidad requiere un abordaje multidisciplinario desde el principio.
En este abordaje integral juegan un papel muy importante el psiquiatra y el psicólogo para poder valorar cómo van adaptándose la persona y su familia a todas las pérdidas que implica el proceso y poder valorar cuando es necesario hacer una intervención más directa sobre ellos.
Algunas personas son capaces de pasar por los múltiples duelos sin necesitar ayuda. Otros requerirán de un acompañamiento en su proceso para asegurarse llegar a la fase de adaptación. Habrá otros, el 50%, que acabarán desarrollando un duelo patológico, éstos van a requerir de un tratamiento combinado de psicoterapia y farmacoterapia.
Una intervención precoz será muy útil para valorar en qué momento del proceso, el paciente y su familia, van a necesitar de un acompañamiento más cercano para evitar que los duelos se conviertan en patológicos e incluso ayudarles a encarar las nuevas situaciones vitales de la mejor manera posible.