Una tercera vía para la jubilación universitaria

01/09/2025 04:00
    La tercera vía que proponemos consiste en mantener sin cambios la jubilación de quienes menos ganan (el 77 por ciento de los jubilados) y aplicar una reducción gradual de la jubilación, iniciando por los que más perciben en cada categoría (académicos, administrativos y confianza).

    La jubilación dinámica de la Universidad Autónoma de Sinaloa se ha vuelto un tema central en la discusión sobre su inegable crisis financiera.

    En este contexto, la jubilación dinámica en la UAS podría transitar por tres caminos. El primero es el rechazo a cualquier cambio en ella. El segundo es la propuesta de complementariedad planteada por la Secretaría de Educación Pública, que busca sumar a la pensión del Seguro Social una parte adicional hasta alcanzar el salario original del trabajador.

    Proponemos una tercera vía, basada en el análisis de los salarios de los jubilados, que a corto plazo beneficiaría sobre todo a quienes perciben menos ingresos.

    Reiteramos que la jubilación es un derecho establecido en el contrato colectivo de trabajo. Se trata de un compromiso firmado entre trabajadores y universidad que no puede modificarse de manera unilateral. No obstante, si las barbas de tu vecino ves cortar, pon las tuyas a remojar.

    Actualmente existen tres grupos de jubilados. La llamada generación anterior, que hoy recibe pensión y jubilación. La generación intermedia, contratada y cotizando en el Seguro Social entre 1997 y 2015, que contará con AFORE y jubilación. Y las nuevas generaciones, contratadas a partir de 2016, sin acceso a ninguno de estos beneficios.

    Aquí nos centraremos en la generación anterior, dejando para otro momento la discusión del resto de ellas.

    El análisis se basa en los salarios mensuales de los jubilados publicados en el portal de transparencia de la UAS (http://transparencia.uasnet.mx/).

    Para ilustrar cómo impacta la propuesta de complementariedad de la SEP en quienes menos ganan (la mayoría) contrastamos dos casos de jubilados de confianza.

    Un Rector jubilado percibe 169 mil pesos mensuales (tabulador más antigüedad). Su pensión del Seguro Social podría llegar al tope de 82 mil pesos (25 UMAS), lo que le daría un ingreso mensual bruto de más de 251 mil pesos.

    En cambio, un coordinador “F” recibe 26 mil de jubilación y 18 mil de pensión (alrededor del 70 por ciento en el mejor de los casos), con un total de 44 mil pesos al mes.

    El efecto de la propuesta de complementariedad es distinto en cada situación. La reducción del 70 por ciento en la jubilación dinámica impacta mucho más a quienes dependen de un ingreso bajo, que a quienes cuentan con uno elevado. Además, el ahorro para la UAS al aplicar la propuesta de complementariedad es modesto en los salarios bajos (en nuestro ejemplo de 18 mil pesos), mientras que en los altos asciende hasta 82 mil.

    Los datos de los 7,760 jubilados muestran que los administrativos tienen el promedio (mediana) del ingreso mensual más bajo, mientras los de confianza lo superan por más de 2 veces (11,988.7 contra 28,104.32 pesos). Los académicos superan por apenas un 20 por ciento el de los administrativos.

    Los jubilados de confianza concentran los sueldos más elevados, independientemente de la región. En conjunto, el total de las jubilaciones asciende a 117 millones de pesos mensuales.

    Un hallazgo relevante es que el bloque de trabajadores con los sueldos más altos (rectores, vicerrectores, secretarios generales, etc.) representan el 23 por ciento de los jubilados, pero concentra el 44 por ciento de la masa salarial.

    Enfocar los ajustes en este bloque tendría un impacto positivo a corto plazo mucho mayor que aplicarlos de manera general.

    La tercera vía que proponemos consiste en mantener sin cambios la jubilación de quienes menos ganan (el 77 por ciento de los jubilados) y aplicar una reducción gradual de la jubilación, iniciando por los que más perciben en cada categoría (académicos, administrativos y confianza).

    De aplicarse esta medida únicamente al 23 por ciento de los jubilados que más gana, la nómina se reduciría al menos en una tercera parte.

    Esta reducción podría aplicarse a todos los jubilados en un periodo de 5 a 10 años, hasta bajar en un 70 por ciento la jubilación dinámica actual, como propone la SEP, pero de forma progresiva y diferenciada.

    Construir un diálogo auténtico y restablecer la credibilidad entre la administración y la comunidad universitaria es fundamental para superar la actual crisis institucional, que requiere corregir y evitar la repetición de errores del pasado.

    Mientras no se avance en esa dirección, el discurso oficial seguirá percibiéndose como un monólogo, y la comunidad continuará a la espera de transformaciones reales que beneficien tanto a los trabajadores y los estudiantes como a la institución.