En esta columna, apreciable lector, planteamos asuntos de interés para los ciudadanos, siempre con objetividad, claridad y prudencia que los casos requieren, sin caer en falsas apreciaciones, o desmedidas aseveraciones en lo que expresamos. Nos guía el interés de darle voz a quienes no la tienen y velar por el bien de la comunidad.
En la actualidad ocurren demasiados acontecimientos que requieren nuestra atención, eventos mundiales, como la reciente reunión en Alaska entre los presidentes de dos potencias, Vladimir Putin, de Rusia, y Donald Trump, de Estados Unidos, con el fin de acelerar las negociaciones de la paz tan anhelada en Ucrania. El Presidente de Rusia ha sido firme en reiterar su exigencia de que Ucrania debe seguir manteniéndose neutral y no adherirse a la OTAN, porque eso representaría, en los hechos, una amenaza en su frontera.
Otro acontecimiento que ha merecido nuestra atención es el genocidio que el gobierno sionista de Benjamín Netanyahu perpetra, sin ningún asomo de compasión, en la franja de Gaza, contra un indefenso pueblo palestino. Desde Argentina hasta Japón y en todos los países de Europa se han multiplicado las protestas por la política de “tierra arrasada” que lleva a cabo el Ejército israelí, que no se detiene en martirizar a todo un pueblo con el fin de apoderarse de su territorio. Cabe mencionar que el 50 por ciento de los habitantes de la franja de Gaza, en Palestina, lo conforman niños de menos de 14 años.
La necesidad de que en el mundo se desactiven esas y otras muchas zonas de conflicto es una necesidad imperiosa. Desde estas páginas, estimado lector, hemos defendido fervientemente la necesidad de la paz, de la salida política y negociada a los conflictos que surgen entre las naciones del orbe. Los pueblos de todo el mundo anhelan vivir en armonía y pacíficamente. Máxime en esta época, de enorme desarrollo de la tecnología militar.
Ya, desde hace años, gracias a la iniciativa de Alfonso García Robles, nuestro primer Premio Nobel de la Paz, México propuso el Tratado de Tlatelolco, de desarme y no proliferación de armas nucleares. Ese gran aporte debemos de retomarlo como parte esencial de nuestra política exterior, para lograr la coexistencia pacífica y la cooperación humanística entre las naciones del mundo.
En cuanto a nuestro país, vemos buenas expectativas en el desarrollo nacional. Los obstáculos que se observan son superables e incapaces de obstaculizar la marcha por buen sendero. La Presidenta Claudia Sheinbaum sigue adelante con el modelo económico de desarrollo con bienestar, que ha logrado disminuir significativamente la pobreza en México. Este es el inicio apenas de la recuperación de la economía del País, pero constata que el aumento del salario, combinado con programas sociales, da buenos resultados.
En la frontera sur, un importante encuentro de la Presidenta Claudia Sheinbaum con el Presidente de Guatemala, César Arévalo, concretó un ambicioso plan binacional para reactivar el turismo y preservar la zona Maya, que se extiende por un amplio territorio que comparten ambos países.
En México hay estabilidad social y un alentador progreso en las clases más débiles de la sociedad. Esto lo vemos con optimismo, con buenos augurios, porque el País está en plena recuperación, superando los viejos rezagos y calamidades que nos dejaron los gobiernos prianistas, que durante el periodo neoliberal sólo veían por el interés de unos pocos, dejando a los muchos, por no decir a las mayorías, en la indefensión.
El ánimo del pueblo es muy significativo, cuando las cosas marchan por buen camino, se percibe; y, en la actualidad, hay ánimo entre la ciudadanía de toda la geografía nacional, y eso da certeza en el buen rumbo que en la actualidad sigue el País, no cabe duda.
Como lo hemos dicho siempre, el pueblo no se equivoca en sus apreciaciones políticas, siempre marca la pauta. Cuando considera correcta una estrategia, la apoya con entusiasmo; de lo contrario, la rechaza con determinación.