Percepción contra realidad de violencia

21/07/2025 04:02
    En la situación de violencia que vivimos en nuestra región, este contraste se hace evidente. Amplios sectores de la población sienten un alto nivel de inseguridad, mientras los datos oficiales muestran una tendencia a la baja. En este contexto, resulta necesario analizar cómo nuestra percepción de la violencia se compara con los hechos que realmente enfrentamos.

    La percepción y la realidad no siempre coinciden. En la situación de violencia que vivimos en nuestra región, este contraste se hace evidente. Amplios sectores de la población sienten un alto nivel de inseguridad, mientras los datos oficiales muestran una tendencia a la baja. En este contexto, resulta necesario analizar cómo nuestra percepción de la violencia se compara con los hechos que realmente enfrentamos.

    En este sentido vamos a analizar los resultados de dos preguntas de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2024 en Culiacán, Ciudad Obregón y Tijuana. (1) ¿Cuáles son los tres temas que más le preocupan como “inseguridad”, “corrupción”, “narcotráfico”, “aumento de precios”, “salud” y otros? (2) En lo que va de 2024, ¿ha sufrido directamente situaciones ocurridas fuera del ámbito del hogar, enfocados en robo, fraude, extorsión, amenazas, agresiones y otros?

    En la primera pregunta, encontramos que en Culiacán la inseguridad despunta, con mayor intensidad entre mujeres que hombres; ambos sexos mencionan el aumento de precios y salud como las otras dos preocupaciones en casi igual proporción. En Ciudad Obregón, hombres y mujeres coinciden en señalar la inseguridad como principal preocupación también. Asimismo, los hombres priorizan corrupción y narcotráfico, mientras que las mujeres destacan narcotráfico y aumento de precios.

    En Tijuana, la inseguridad aparece nuevamente al frente, seguida por aumento de precios y corrupción. Estos datos muestran coincidencias en el temor a la inseguridad y diferencias por género en factores económicos e institucionales.

    La inseguridad se mantiene como la principal preocupación sin importar ciudad o sexo, lo que confirma un sentimiento generalizado de riesgo. Sin embargo, el narcotráfico no aparece con la misma fuerza en todas las localidades: destaca en Ciudad Obregón, tanto en hombres como en mujeres, pero no figura entre las primeras menciones en Tijuana ni en Culiacán.

    Este hallazgo sugiere que la percepción de violencia asociada al narcotráfico no es homogénea y puede estar ligada a dinámicas locales distintas, desde la violencia directa hasta la presencia de redes de distribución. Se requiere un análisis más profundo para comprender cómo estas diferencias se construyen en cada contexto.

    A continuación, analizaremos si la elevada percepción de inseguridad observada en las tres ciudades guarda relación con los delitos que efectivamente han sufrido las personas encuestadas. Este contraste permite vincular lo que la población siente con lo que realmente vive.

    En Culiacán, para la segunda pregunta, sólo el 10 por ciento de los hombres reportó ser víctima y el 90 por ciento que no; mientras entre las mujeres 9 por ciento respondió que sí. En Ciudad Obregón, sólo el 9 por ciento de los hombres declaró haber sufrido alguna situación criminal, mientras el 8 por ciento de las mujeres respondió que sí.

    En Tijuana, los porcentajes de victimización son ligeramente más altos: 12 por ciento de los hombres y 11 por ciento de las mujeres respondieron afirmativamente, mientras que casi 9 de cada 10 personas no reportó haber sufrido situaciones delictivas.

    Los resultados anteriores muestran que, aunque la inseguridad predomina como principal preocupación, la proporción de quienes realmente declaran haber sido víctimas es baja. En la encuesta, apenas una de cada 10 personas reporta haber sufrido un delito, y de ellas sólo una fracción decide presentar una denuncia formal, un aspecto que también analizamos pero que no se detalla en este espacio.

    Existe una discrepancia evidente entre la percepción de inseguridad y los eventos delictivos que realmente hemos sufrido. Así como lo que vivimos día a día en nuestra región.

    Para tratar de entender esta discrepancia, primero debe considerarse que la ‘inseguridad’ percibida en la encuesta parece involucrar hechos vinculados al narcotráfico, cuya presencia en las tres ciudades genera temor aun cuando no todos han sido víctimas directas.

    En segundo lugar, el exceso de noticias sobre hechos violentos alimenta la sensación de riesgo, amplificando cada incidente y generando un sesgo al alza.

    En tercer lugar, la realidad es más compleja de lo que reflejan estos dos indicadores, por lo que se requiere un análisis más profundo de la encuesta para explicarla.

    El trabajo del Inegi, con sus datos y metodologías, es una herramienta esencial para interpretar estos fenómenos con objetividad. Sus encuestas permiten dimensionar la percepción de inseguridad y contrastarla con hechos de victimización y denuncia, generando una visión más equilibrada. Así, su información sirve de base para diseñar políticas y acciones acordes a la realidad.