El acuerdo de paz entre Irán e Israel, impuesto por Donald Trump, aunque poco claro y, por lo tanto, endeble, le da al mundo un poco de tranquilidad, al menos momentáneamente. No obstante, la guerra de exterminio contra el pueblo palestino no cesa, y mientras eso suceda, y los Estados Unidos continúen apoyando a Israel, la paz mundial estará en un predicamento permanente.
Esas dos semanas en las que la humanidad estuvo en ascuas hicieron que el hombre naranja se olvidara un poco de las redadas masivas contra los inmigrantes y las presiones al Gobierno mexicano en materias de seguridad, aranceles y comercio. Sin embargo, no lo duden, estas continuarán mientras el magnate habite la Casa Blanca.
A pesar de que México no está directamente involucrado en el conflicto de Medio Oriente, no podía dejar de establecer una postura en torno a la guerra de Israel y Estados Unidos contra Irán, lo cual metió en serios apuros a la Presidenta Sheinbaum.
A diferencia de otros presidentes latinoamericanos orientados a la izquierda, como Boric, de Chile; Petro, de Colombia; y Lula, de Brasil; quienes fueron severos en la crítica a Estados Unidos por bombardear las plantas nucleares iraníes, la doctora Claudia Sheinbaum fue muy cauta, incluso podría decirse que temerosa, en no reprobar abiertamente el ataque aéreo estadounidense.
Diría el clásico: México está muy lejos de Dios y muy cerca de Estados Unidos. Los sudamericanos quién sabe si estén cerca de Dios, pero sí muy lejos de Estados Unidos.
La postura de la inquilina de Palacio Nacional demostró una vez más que, al margen del partido que gobierne, el Gobierno mexicano es tan débil ante el vecino del Norte que tiene que ser, siempre, muy cuidadoso con él.
La dependencia hacia la economía norteamericana es tal que no deja margen para mayor cosa, máxime con Donald Trump en la mansión de la Avenida Pennsylvania 1600. El cual ya demostró en Irán que para negociar agresivamente y con ventajas tiene a la superioridad bélica de su lado.
La Presidenta mexicana no puede jugar en estos momentos a la heroína anti imperialista con un país tan dependiente como el nuestro, por más respaldo popular que tenga.
No obstante, por más complejo que sea el contexto internacional, la política nacional o en los ámbitos estatales y municipales siguen su propia dinámica.
Por lo pronto, aunque Claudia Sheinbaum y 17 gobernadores no lo deseen, los aspirantes a suceder a los mandatarios estatales ya soltaron los demonios que persiguen las candidaturas. Y desde hace rato. Pero no tan sólo los suspirantes andan desatados, los encuestadores también. No hay estado donde no se levanten mediciones.
Sinaloa no es la excepción.
En nuestro estado, el Gobernador Rubén Rocha, el pasado 24 de junio, llamó a “los adelantados” a “atender los tiempos” del proceso interno de elección de candidatos de Morena a las elecciones de 2027, aunque propiamente se refería a la candidatura a Gobernador.
Hace algunas semanas, de manera soterrada, a la primera en reconvenir fue a la Senadora Imelda Castro, pero, según la columna Malecón-El Centinela del diario Noroeste, del pasado 25 de junio, el doctor Rocha Moya también se refería el día martes pasado al Alcalde Culiacán, Juan de Dios Gámez, y al Senador Enrique Inzunza Cázarez. Quién sabe si esto último es cierto, porque tal hecho significaría que dos de sus hombres más cercanos se le están saliendo del redil, lo cual es difícil que sea así.
Al margen de lo anterior, en realidad no sabemos aún quién va a ser el “Gran Elector” de Morena en el primer ensayo de selección de candidatos a Gobernador de ese partido. López Obrador, siguiendo la tradición priista, sin duda escogió la mayoría de las candidaturas a cargos federales durante su sexenio o, por lo menos, fue “el fiel de la balanza”, pero todavía no sabemos qué va a pasar durante el mandato de Claudia Sheinbaum.
Como ha sido obvio, el tabasqueño sigue incidiendo en las estructuras de poder de la 4T y más particularmente en el gobierno de la primera mujer Presidenta de México. Él nombró por lo menos la mitad del Gabinete presidencial actual y a la dirigencia actual del partido, transformando los estatutos de Morena para que su hijo Andy, como secretario de Organización, pudiera nombrar candidatos y dirigir campañas. Así que AMLO, directamente, o a través de su hijo, seguramente va a tener su cuota de candidatos.
Es decir, no parece que la Presidenta Sheinbaum vaya a tener todas consigo para ella ser la “Gran Electora”. Y tampoco sabemos si los gobernadores, o algunos de ellos, actuando como una especie de “virreyes”, van a ser ellos quienes nombren a los candidatos a Gobernador en sus entidades. Estamos ante un proceso inédito en el que, incluso, el gobierno de Trump puede meter la mano, sacando de la jugada a no pocos personajes tan sólo nombrándolos como personajes del mal, así como enlista a instituciones financieras supuestamente ligadas al crimen organizado.
Lo que sí es cierto es que, en el caso de Sinaloa, la Senadora Imelda Castro apuesta a que la decisión la va a tomar la Presidenta y no el Gobernador Rocha, y por eso se ha “adelantado”, jugando por fuera de las estructuras de poder estatal.
Dicho sea de paso, la Senadora Castro se andaba equivocando en sus acuerdos estatales porque se había acercado a actores políticos que en las pasadas elecciones de 2024 se enfrentaron con rudeza a Morena. Uno de ellos se autodescartó para ser candidato gracias a información que provino de Estados Unidos , y liberó a la Senadora de un grave error. Imelda Castro es una fuerte aspirante, pero debe informarse bien y andar con cuidado.