La ambivalencia en la sucesión de la empresa familiar: Un desafío para la continuidad del legado

14/08/2025 04:00
    La ambivalencia que enfrentan los líderes en la transición de poder afecta tanto a la familia como al negocio. Cuando el fundador no suelta completamente las riendas, la nueva generación se ve atrapada en un círculo de dudas y temores sobre si realmente puede tomar decisiones propias. Este estancamiento ralentiza el proceso de sucesión y afecta la moral de quienes están llamados a continuar el legado.

    En muchas empresas familiares mexicanas, como las ubicadas en Ayotlán, Jalisco, el paso de un líder a otro no es solo un acto de delegación; se convierte en un proceso emocional que puede traer consigo un cúmulo de dudas y retos difíciles de superar. Uno de los mayores obstáculos en este proceso es la ambivalencia, un sentimiento complejo que a menudo se pasa por alto, pero que puede poner en riesgo la continuidad de la empresa.

    ¿Qué es la ambivalencia y cómo puede afectar la supervivencia de una empresa familiar? La ambivalencia surge cuando una persona desea dos cosas opuestas al mismo tiempo. En el caso de un fundador, puede ser el deseo de retirarse y descansar, pero sin soltar completamente el control. Esta contradicción entre el deseo de dar un paso atrás y la necesidad de seguir al mando, aunque sea de manera indirecta, puede generar un estancamiento en el proceso de sucesión.

    Un ejemplo claro de esta ambivalencia ocurrió con Don Agustín, fundador de la Farmacia Guadalupana en Ayotlán. Después de muchos años dedicados al negocio y a la comunidad, Don Agustín no pudo planificar su retiro de manera formal, ya que su vida se apagó sin previo aviso. Esto dejó al Dr. Manolín, su hijo, al mando de la farmacia de manera abrupta, sin tiempo para preparar una sucesión formal ni para definir un proceso claro de transición.

    El Dr. Manolín, aunque preparado para liderar, se vio obligado a asumir un reto inesperado. Tras tomar el control, enfrentó la ambivalencia que genera el paso generacional: ¿Debería continuar con la gestión del negocio familiar él mismo o delegar la responsabilidad a una de sus hijas o a su propio hijo, el Dr. Miguel? Este dilema se complica cuando se trata de elegir entre las diferentes habilidades y deseos de cada miembro de la familia.

    El Dr. Manolín se vio atrapado entre su amor por el negocio y su deseo de que una nueva generación, ya preparada y con nuevas ideas, tomara las riendas. La influencia de Don Agustín, aunque ya ausente, seguía marcando el rumbo de las decisiones. Esta situación se vio reflejada en momentos clave cuando el Dr. Manolín no lograba soltar por completo el control, cuestionándose si su hija o su hijo podrían tomar las decisiones correctas. La ambivalencia no solo afectó al fundador, sino que también desestabilizó la toma de decisiones en la siguiente generación.

    La ambivalencia que enfrentan los líderes en la transición de poder afecta tanto a la familia como al negocio. Cuando el fundador no suelta completamente las riendas, la nueva generación se ve atrapada en un círculo de dudas y temores sobre si realmente puede tomar decisiones propias. Este estancamiento ralentiza el proceso de sucesión y afecta la moral de quienes están llamados a continuar el legado.


    ¿Cómo se puede superar esta ambivalencia?

    Reconociendo la ambivalencia: Es esencial aceptar que, al soltar el control, se experimentan miedos y dudas. Reconocer estos sentimientos es el primer paso para abordarlos de manera efectiva.

    Fomentando una comunicación abierta y sincera: Las familias deben dialogar honestamente sobre lo que implica asumir el mando y lo que cuesta dejarlo ir. El establecimiento de una comunicación abierta previene malentendidos y facilita el proceso.

    Buscando apoyo externo: Consultores, terapeutas o coaches especializados pueden ayudar a abordar los conflictos emocionales y proporcionar una estructura para una transición más fluida.

    Replanteando el rol del fundador: El dejar de ser el tomador de decisiones no significa desaparecer. El fundador puede transformarse en mentor y consejero, un pilar de apoyo que continúa aportando su experiencia sin interferir directamente en las decisiones operativas.

    Empoderando a la nueva generación: Es crucial dar el espacio necesario a la nueva generación para que tome decisiones, cometa errores y aprenda de ellos. La confianza mutua es la clave para el crecimiento de la familia y la empresa.

    En una empresa familiar, especialmente en una como la Farmacia Guadalupana, que ha sido el corazón de Ayotlán durante generaciones, no basta con decir “ahora es tu turno”. La sucesión no es solo un cambio de mando; es un acto de confianza y respeto mutuo. La ambivalencia, ese obstáculo silencioso, puede detener el progreso si no se enfrenta con honestidad y claridad. Al reconocer los sentimientos, fomentar la comunicación y empoderar a la nueva generación, no solo se asegura la continuidad del negocio, sino el fortalecimiento del legado familiar, tal como lo soñó Don Agustín.

    La farmacia no es solo un negocio; es un símbolo de tradición y compromiso con la comunidad. Que este legado perdure de generación en generación, es el verdadero reto de la sucesión. Hoy, el Dr. Manolín se enfrenta a la difícil tarea de decidir quién tomará las riendas de la farmacia: su hija o su hijo, pero lo que importa es que esta decisión se tome con claridad, confianza y respeto hacia el legado que comenzó Don Agustín, para que la farmacia siga siendo un pilar en Ayotlán durante muchos años más.


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