Existe un principio en la administración empresarial respecto a que: “cuando el medio ambiente económico está cambiando más rápido que lo que cambia tu empresa, estás próximo a salir del mercado”, todo ello en referencia a la necesidad que tiene el empresariado de estar al tanto de los cambios en los clientes, la competencia y los adelantos tecnológicos, para poder tener respuesta oportuna y hasta por delante de esos cambios en la economía.
Ese mismo principio se puede aplicar a los gobiernos respecto a la capacidad de organización, de resiliencia y de poder que ha mostrado la delincuencia organizada en México y, ante ello, la poca eficacia de las autoridades para enfrentarlos.
Véanse algunas muestras de la eficacia y oportunidad que ha logrado la delincuencia:
- Los sofisticados túneles, bien ademados, con rieles para transporte, con entradas y salidas bien encubiertas y que van desde México a Estados Unidos a través de casi 800 metros; unas obras de ingeniería.
- Los sofisticados túneles que se han descubierto en las prisiones de México hasta el exterior, para la fuga de capos y otros delincuentes, peor aún, para que salgan a operar y vuelvan a protegerse en la prisión; o bien, los largos túneles urbanos para que se oculten y eludan los capos a las autoridades.
- Los “laboratorios móviles” para procesar drogas como el fentanilo, artefactos difíciles de ubicar por las autoridades.
- La inteligente “guerra de guerrillas” que utiliza la delincuencia para “estar en todas partes” sin ofrecer un “frente único”.
- Ya “fabrican” vehículos blindados en forma artesanal y con cristales blindados de alta resistencia.
- El contar con su propio sistema de cámaras de vigilancia contra las autoridades.
- La eficaz utilización de “los punteros” o “halcones” que impunemente vigilan en moto, o en carro, por delante o atrás de las patrullas del Ejército y de la Guardia Nacional.
- El inteligente uso del sistema de telecomunicación con celulares, drones y hasta “centros” de comunicación y vigilancia de los movimientos y operativos del Ejército.
- El super inteligente sistema de “lavado de dinero” a través del sistema financiero, de empresas que se crean para eso y hasta de “dinero electrónico”.
- La super organización internacional, lograda por capos que han emergido de pueblos y ranchos de México.
- La capacidad de los delincuentes para sobornar e infiltrarse en el medio gubernamental, empresarial y social en general.
- Y, como se dice, aún hay más.
En cambio, habría que ver cómo está respondiendo la autoridad en el combate a esa delincuencia organizada y en la defensa y seguridad de los ciudadanos y de la sociedad:
- Según el Consejo Estatal de Seguridad Pública existe impunidad en el 97 por ciento de los delitos (publicado en el diario Noroeste).
- Según Human Rights Watch, 9 de cada 10 homicidios no se castigan y 8 no se investigan.
- Ante la persistencia de homicidios y delitos de la delincuencia organizada, se puede concluir que el Ejército y demás autoridades han sido incapaces de enfrentar una guerra de guerrillas.
- No hay una real coordinación entre las autoridades, policías y ejército federal con las autoridades y policías estatales y municipales.
- No se cuenta con un sistema completo y adecuado de seguimiento de investigación de delitos y de seguimiento de delincuentes conocidos y sospechosos.
- No se cuenta con suficientes elementos de vigilancia y control aéreo, en helicópteros, drones y aviones.
- No ha sido eficiente la investigación de “la ruta y lavado del dinero” producto de las drogas.
- Por cuestiones mal entendidas de “seguridad nacional”, no se cuenta con una buena coordinación con autoridades de Estados Unidos.
- No ha sido eficaz el control en las fronteras para impedir el trasiego de drogas, de armas, de dinero y hasta de narcotraficantes.
- Hay debilidad en los sistemas anticorrupción para descubrir infiltraciones y sobornos en funcionarios públicos.
- Ahora hasta los delincuentes se han anotado como candidatos a puestos de elección.
- Ha sido evidente la incapacidad de las autoridades para detener el “huachicoleo” de carburantes y su venta, ya sea oculta o pública.
- El Gobierno no ha logrado cooperación de la sociedad en cuanto al combate de la violencia, principalmente porque no se confía plenamente en el Gobierno.
Así pues, lo que se observa es una delincuencia en constante cambio y una autoridad que no encuentra qué y cómo hacer, y entre tanto, la sociedad que se aguante.