No se trata de un ejercicio de ficción ni de un test clínico, sino de la vida real. Reportes que llegan todos los días al 9-1-1: un niño que tragó una moneda y no puede respirar; una persona adulta mayor que sufrió una caída y fractura de fémur; un conductor prensado en su auto tras impactar contra un tráiler. Cada situación plantea la misma pregunta urgente: ¿qué recursos deben movilizarse y con qué rapidez?
La atención prehospitalaria es, en este sentido, mucho más que un servicio auxiliar. Es un puente vital entre el síntoma y el hospital, con capacidad autónoma de juicio clínico y de decisión inmediata. Bajo esta lógica, la Ciudad de México ha comenzado a consolidar un modelo que la coloca en el centro de la política pública de emergencias: el área de Telemedicina del C5.
Este esquema, conformado por 30 médicos operativos disponibles las 24 horas de los 365 días del año, atiende en promedio 3 mil 200 llamadas semanales que entran a través del 9-1-1. Desde ahí se realiza una primera valoración, determina la gravedad y define si el caso amerita el envío inmediato de una ambulancia o si se pueden aplicar medidas en el lugar, bajo supervisión remota.
El procedimiento incorpora herramientas tecnológicas sencillas, pero decisivas. Una vez recibida la llamada, el usuario recibe por WhatsApp un enlace para iniciar una videollamada. Desde ese momento, el médico observa, pregunta y dicta instrucciones. Lo que parece un gesto trivial —encender la cámara— se convierte en una extensión del diagnóstico clínico: permite detectar signos de alarma, orientar maniobras y, en algunos casos, salvar vidas sin que medie aún la llegada de una unidad de traslado.
La estadística es reveladora: el 21 por ciento de las emergencias atendidas no requirió movilizar una ambulancia. Esto significa que en uno de cada cinco casos el sistema logra evitar un gasto innecesario de recursos logísticos, liberar unidades para situaciones críticas y reducir tiempos de espera en hospitales. Más allá de la eficiencia, el dato exhibe un fondo político: habla de cómo la planeación en salud ayuda a despresurizar los servicios públicos y mejorar la capacidad de respuesta.
El modelo no improvisa. Aplica 33 procedimientos médicos validados y certificados por la Dirección General de Modernización del Sector Salud, lo que asegura estandarización y legitimidad clínica. Esa certificación le da al C5 la facultad de producir manuales, impulsar procesos formativos y, en perspectiva, convertirse en referente nacional para la política de telemedicina en emergencias.
En Estados Unidos, el programa ETHAN (Emergency Telehealth and Navigation) ha demostrado que la atención médica remota puede evitar traslados hasta en un 90 por ciento de los casos, al tiempo que mejora la calidad de la atención y optimiza recursos hospitalarios. La Ciudad de México se coloca, así, en una ruta similar a la de ciudades pioneras en salud digital.
Telemedicina no sustituye la atención hospitalaria, pero sí redefine la primera línea de respuesta.
* Salvador Guerrero Chiprés (@guerrerochipres) es coordinador general del Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la Ciudad de México (@C5_CDMX).