El General que se rindió en Sinaloa
Desagravia Ejército a Leana Ortega

OBSERVATORIO
04/07/2025 04:02
    Al irse de Sinaloa un mes después de que el 9 de septiembre de 2024 inició el choque en el CDS, Leana Ortega asumió al día siguiente la comandancia de la Primera Región Militar que abarca la Ciudad de México, Estado de México e Hidalgo y Morelos, y fue poco tiempo el que esperó allí el desagravio a su carrera militar. Mucha atención a esta pieza que mueve Sheinbaum en el ajedrez de la Sedena.

    Había sido relevado de la Comandancia de la Tercera Región Militar con sede en Mazatlán el General de División Francisco Jesús Leana Ortega, tres semanas después de declarar que el fin de la narcoguerra en Sinaloa “no depende de nosotros, depende de los grupos antagónicos”, porque al Secretario de la Defensa Nacional y al Gabinete de Seguridad federal no les pareció adecuado el planteamiento que le agregaba incertidumbre a la población sinaloense que exige paz para normalizar las actividades lícitas.

    Pero el martes, por instrucciones de la Presidenta Claudia Sheinbaum, según lo precisa la misma Sedena, Leana Ortega rindió protesta como nuevo Comandante del Ejército Mexicano, la segunda posición más importante en el mando militar que encabeza el General Ricardo Trevilla Trejo, en un rápido e inesperado cambio de posición estratégica más no se sabe si también de aquella postura sobre la narcoguerra que fue interpretada como derrotista.

    La cúpula militar se sintió apenada ante la hipótesis de que no serán el Ejército, Marina y Guardia Nacional los que sometan a la Ley y el orden a los narcos en pugna, sino los cabecillas de las organizaciones criminales las que determinen el cese de hostilidades. Fue sincero de más el General Leana o bien predijo lo que certifica la realidad al proseguir los choques al interior del Cártel de Sinaloa con creciente capacidad de infundir terror como lo hizo el 1 de julio con los cuatro cuerpos decapitados colgados en un puente y los 16 cadáveres apilados dentro de una camioneta, en Culiacán.

    A partir de aquel dicho que le valió renunciar al mando de la Tercera Región Militar, el viraje del estado de cosas le da también un vuelco a la evaluación que deba hacerse ahora por el nombramiento que asciende a Leana Ortega a la alta jerarquía castrense, con bastante capacidad e influencia en la seguridad pública de los estados del País, por supuesto, incluyendo a Sinaloa con la tranquilidad y legalidad en vilo.

    De hecho, desde el momento en que lo designa la Presidenta en la primera línea de dirección del Ejército ello tendrá alguna repercusión en el conflicto intracártel que atienden soldados en Sinaloa, más de 10 mil elementos de acuerdo con informes del Gobierno, pues la militarización de los operativos parece ser la única y última posibilidad de ponerle fin a la violencia extrema que está por cumplir 10 meses.

    Y qué pasará con los mandos de la seguridad pública nacional y estatal que consideraron afrenta la desafortunada frase que el General Leana externó el 16 de septiembre de 2024, la cual complementó con la petición a las facciones que lideran por un lado los hijos de Joaquín Guzmán Loera y por el otro los de Ismael Zambada García, para que “dejen de hacer su confrontación entre ellos y que estén dejando a la población en paz para que viva con tranquilidad”.

    Aquello escandalizó al círculo de decisión que orbita en torno del Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, y del jefe de la Sedena, no obstante que ahora tendrán que disciplinarse a tal grado de reconocer y aceptar el lineamiento de que sean los capos de Sinaloa los que decidan cuándo dejan de enfrentarse entre ellos, si es que el recién empoderado General Leana sostiene el desliz discursivo de postular en público lo que muchas veces repitió en reuniones privadas.

    En fin, al irse de Sinaloa un mes después de que el 9 de septiembre de 2024 inició el choque en el CDS, Leana Ortega asumió al día siguiente la comandancia de la Primera Región Militar que abarca la Ciudad de México, Estado de México e Hidalgo y Morelos, y fue poco tiempo el que esperó allí el desagravio a su carrera militar. Mucha atención a esta pieza que mueve Sheinbaum en el ajedrez de la Sedena.

    Recubierto de honores en la ceremonia del 1 de julio realizada en el Campo Militar Número 1, y latente todavía su teoría de que la narcoguerra sinaloense se acabará cuando los narcos lo decidan, ¿qué acciones implementará en atención a los sectores social, económico y político diezmados aquí por la violencia?

    Reverso

    Todo General en la guerra,

    En buena estrategia piensa,

    Pero es seguro que yerra,

    Al estar frente a la prensa.

    Generales en apuros

    A los mandos civiles en seguridad pública y los gobernadores en turno siempre los ha incomodado la temeridad con que los generales del Ejército en funciones de seguridad pública tratan o revelan detalles sobre la realidad del narcotráfico en Sinaloa. Sergio Aponte Polito blandió el dedo acusador contra las policías municipal y ministerial “contaminadas por las bandas criminales”; Rodolfo Reta Trigos envió decenas de reportes a la Sedena donde evidenciaba que corporaciones locales custodiaban los cargamentos y desembarques de drogas en pistas clandestinas, y más recientemente Gerardo Mérida Sánchez recibió la reprimenda de Palacio Nacional por afirmar que Sinaloa era punto estratégico para distribuir el fentanilo que “entra por Mazatlán, se maquila en la sierra y una parte se queda en Sinaloa”, contrario a la narrativa del entonces Presidente Andrés Manuel López Obrador que negaba el papel de México en producción y trasiego del opioide sintético.