Después de varios días de estar en el ojo del huracán, sobre todo en las redes sociales, ayer el Gobernador Rocha Moya publicó un video para anunciar la cancelación del concierto del Grito de Independencia, ese que por tradición se celebra cada año en la explanada de Palacio de Gobierno.
Rocha dijo que sólo realizarán el acto protocolario obligado por la efeméride pero ni Miguel Bosé, ni Marisela ni El Coyote se presentarán, como se había anunciado previamente.
Podríamos discutir si fue la inseguridad, que es innegable y que este fin de semana cobró la vida inocente de una maestra y madre de familia en Altata, en Navolato; o si fue algún tema con los artistas, o si fue la presión que se acumulaba en redes, pero lo que importa es que privó la prudencia desde el Tercer Piso y se tomó la decisión correcta: el horno no está para bollos ni Culiacán para festejos multitudinarios.
Ya vimos que los criminales no ceden y que su guerra sigue tan vigente como el primer día y que en cuestión de horas son capaces de desquiciar una comunidad a punta de balazos y despojos. Por eso el festejo masivo del Grito se antojaba, en el mejor de los casos, un escenario de riesgo innecesario. Y pues qué necesidad.
En un país en que los gobernantes “nunca se equivocan”, ni corrigen sus errores, simplemente porque tienen el poder para abusar de él, vale reconocer que Rocha le pusiera cabeza fría y decidiera escuchar a la ciudadanía o a sus asesores o a quien sea, y tomara la acción de cancelar un festejo que se sentía, a todas luces, anticlimático.
Y pues así las cosas, por segundo año consecutivo, el balcón de Palacio de Gobierno en Culiacán no verá multitudes ondeando banderas ni gritos que se confundan con los cohetes.
La Patria se celebrará a puertas cerradas, con el Gobernador apelando a la comprensión de los sinaloenses.
Por supuesto nos pesa que, así como en 2024 se suspendió el Grito por la crisis de seguridad; un año después, la historia se repita con idéntico libreto, aunque con más cifras rojas encima de la mesa: más de 2 mil muertos en un año de pugna criminal.
Además de otras 2 mil personas que han sido privadas de la libertad y de las cuales casi el 70 por ciento permanece desaparecida.
Rocha Moya se refirió en su mensaje a la “alta responsabilidad” de gobernar y puso en el centro del mismo el “proteger a las familias”. El discurso es impecable y apela a una realidad durísima: no hay condiciones para festejar y eso hay que aceptarlo y enfocarse en lo que importa, que es recuperar la tranquilidad.
Ahí están los hechos del fin de semana en Navolato que nos recordaron de golpe la fragilidad en la que estamos viviendo.
Activistas llamaron previamente en redes a no asistir al evento, y el propio Gobernador se limitó a “respetar la decisión de la gente”.
El Secretario General de Gobierno, Feliciano Castro, todavía este domingo negaba que hubiera riesgo para el evento. Unas horas después, Rocha cambió la señal.
Y sí, pesa muchísimo que hayamos perdido hasta la libertad de celebrar nuestra independencia, sobre todo porque un grupo criminal se fracturó y decidió hacer de nuestra ciudad su campo de batalla.
Pesa aún más, porque con todo y cifras grandotas de detenciones, aseguramientos y presencia militar, queda claro que ni el Gobierno federal ni el estatal han logrado contener y reducir la violencia.
Hoy reconocemos la necesidad de tomar una decisión dolorosa como ésta, pero la pregunta que queda resonando es si algún día volveremos a gritar la libertad en las plazas sin que el miedo nos lo impida.
También las sindicaturas rurales de Culiacán cancelaron el Grito: Culiacancito, Aguaruto y Costa Rica se bajaron de la fiesta patria por segundo año consecutivo, no porque falten banderas, sino porque sobra violencia diaria.
Ellos no esperaron a llegar al 15 de septiembre para improvisar un “mejor no”.
La realidad es que el “¡Viva México!” en esas comunidades ya no cabe en una plaza pública; cabe apenas en un comunicado que pide oraciones, porque el ambiente no está para vivas ni para cohetes.
Se sustituyen los gritos por silencios, las verbenas por banderas a media asta, y las fiestas por rezos colectivos.
Mientras tanto, la violencia sigue firmando su propia agenda con asesinatos a la entrada de los pueblos, síndicos privados de la libertad y balaceras cronometradas en la madrugada.
Así que sí, este año tampoco habrá fiesta. Pero al menos la cancelación fue planeada. En tiempos de guerra interna del narco, la organización ya es un lujo.
El Gobierno de la Alcaldesa Estrella Palacios Domínguez insiste en que Mazatlán, la corona del turismo en Sinaloa, sigue siendo un lugar seguro. Trata de minimizar la violencia o de que no pasa nada en el municipio, a pesar de los hechos de inseguridad.
A través de sus redes, reiteró que las fiestas patrias en el puerto van porque van y no se cancela nada, ni la verbena, ni el Grito de Independencia, mucho menos la presentación de Su Majestad, Mi Banda El Mexicano.
Ojalá y todo salga bien como dice Mi Banda El Mexicano con sus éxitos “Feliz, Feliz, ya es fin de semana y me quiero divertir”. Y no salga la autoridad como el otro éxito de la banda: “Quiero olvidarme de aquel fracaso, de aquel fracaso, help ayúdame”.
Y es que aunque en Culiacán y otros municipios y sindicaturas se cancelaron los eventos artísticos, por seguridad de los sinaloenses ante la ola de violencia que sigue muy activa en el estado, en Mazatlán la Alcaldesa presume hasta el lleno en el estadio El Encanto el pasado viernes en el juego de Pumas contra Mazatlán F.C. y el lleno que tuvo la presentación de Capibaras Tour, la noche del sábado y madrugada de ayer domingo en el estadio Teodoro Mariscal.
Así que esperemos que sí haya tranquilidad hoy lunes en todo el puerto durante los festejos patrios en Mazatlán.
Y encarrerados con el tema del Grito de hoy, vale comentar que tanto en Mazatlán como en Palacio Nacional tendremos ceremonias inéditas, pues es la primera vez que serán encabezadas por una mujer.
México escuchará las arengas a la Patria en voz de Claudia Sheinbaum, mientras que los porteños haremos lo propio con Estrella Palacios.
No son detalles insignificantes, al contrario, son hechos que cobran un significado especial en estos tiempos... Enhorabuena.
Después de varios días de estar en el ojo del huracán, sobre todo en las redes sociales, ayer el Gobernador Rocha Moya publicó un video para anunciar la cancelación del concierto del Grito de Independencia, ese que por tradición se celebra cada año en la explanada de Palacio de Gobierno.
Rocha dijo que sólo realizarán el acto protocolario obligado por la efeméride pero ni Miguel Bosé, ni Marisela ni El Coyote se presentarán, como se había anunciado previamente.
Podríamos discutir si fue la inseguridad, que es innegable y que este fin de semana cobró la vida inocente de una maestra y madre de familia en Altata, en Navolato; o si fue algún tema con los artistas, o si fue la presión que se acumulaba en redes, pero lo que importa es que privó la prudencia desde el Tercer Piso y se tomó la decisión correcta: el horno no está para bollos ni Culiacán para festejos multitudinarios.
Ya vimos que los criminales no ceden y que su guerra sigue tan vigente como el primer día y que en cuestión de horas son capaces de desquiciar una comunidad a punta de balazos y despojos. Por eso el festejo masivo del Grito se antojaba, en el mejor de los casos, un escenario de riesgo innecesario. Y pues qué necesidad.
En un país en que los gobernantes “nunca se equivocan”, ni corrigen sus errores, simplemente porque tienen el poder para abusar de él, vale reconocer que Rocha le pusiera cabeza fría y decidiera escuchar a la ciudadanía o a sus asesores o a quien sea, y tomara la acción de cancelar un festejo que se sentía, a todas luces, anticlimático.
Y pues así las cosas, por segundo año consecutivo, el balcón de Palacio de Gobierno en Culiacán no verá multitudes ondeando banderas ni gritos que se confundan con los cohetes.
La Patria se celebrará a puertas cerradas, con el Gobernador apelando a la comprensión de los sinaloenses.
Por supuesto nos pesa que, así como en 2024 se suspendió el Grito por la crisis de seguridad; un año después, la historia se repita con idéntico libreto, aunque con más cifras rojas encima de la mesa: más de 2 mil muertos en un año de pugna criminal.
Además de otras 2 mil personas que han sido privadas de la libertad y de las cuales casi el 70 por ciento permanece desaparecida.
Rocha Moya se refirió en su mensaje a la “alta responsabilidad” de gobernar y puso en el centro del mismo el “proteger a las familias”. El discurso es impecable y apela a una realidad durísima: no hay condiciones para festejar y eso hay que aceptarlo y enfocarse en lo que importa, que es recuperar la tranquilidad.
Ahí están los hechos del fin de semana en Navolato que nos recordaron de golpe la fragilidad en la que estamos viviendo.
Activistas llamaron previamente en redes a no asistir al evento, y el propio Gobernador se limitó a “respetar la decisión de la gente”.
El Secretario General de Gobierno, Feliciano Castro, todavía este domingo negaba que hubiera riesgo para el evento. Unas horas después, Rocha cambió la señal.
Y sí, pesa muchísimo que hayamos perdido hasta la libertad de celebrar nuestra independencia, sobre todo porque un grupo criminal se fracturó y decidió hacer de nuestra ciudad su campo de batalla.
Pesa aún más, porque con todo y cifras grandotas de detenciones, aseguramientos y presencia militar, queda claro que ni el Gobierno federal ni el estatal han logrado contener y reducir la violencia.
Hoy reconocemos la necesidad de tomar una decisión dolorosa como ésta, pero la pregunta que queda resonando es si algún día volveremos a gritar la libertad en las plazas sin que el miedo nos lo impida.
También las sindicaturas rurales de Culiacán cancelaron el Grito: Culiacancito, Aguaruto y Costa Rica se bajaron de la fiesta patria por segundo año consecutivo, no porque falten banderas, sino porque sobra violencia diaria.
Ellos no esperaron a llegar al 15 de septiembre para improvisar un “mejor no”.
La realidad es que el “¡Viva México!” en esas comunidades ya no cabe en una plaza pública; cabe apenas en un comunicado que pide oraciones, porque el ambiente no está para vivas ni para cohetes.
Se sustituyen los gritos por silencios, las verbenas por banderas a media asta, y las fiestas por rezos colectivos.
Mientras tanto, la violencia sigue firmando su propia agenda con asesinatos a la entrada de los pueblos, síndicos privados de la libertad y balaceras cronometradas en la madrugada.
Así que sí, este año tampoco habrá fiesta. Pero al menos la cancelación fue planeada. En tiempos de guerra interna del narco, la organización ya es un lujo.
El Gobierno de la Alcaldesa Estrella Palacios Domínguez insiste en que Mazatlán, la corona del turismo en Sinaloa, sigue siendo un lugar seguro. Trata de minimizar la violencia o de que no pasa nada en el municipio, a pesar de los hechos de inseguridad.
A través de sus redes, reiteró que las fiestas patrias en el puerto van porque van y no se cancela nada, ni la verbena, ni el Grito de Independencia, mucho menos la presentación de Su Majestad, Mi Banda El Mexicano.
Ojalá y todo salga bien como dice Mi Banda El Mexicano con sus éxitos “Feliz, Feliz, ya es fin de semana y me quiero divertir”. Y no salga la autoridad como el otro éxito de la banda: “Quiero olvidarme de aquel fracaso, de aquel fracaso, help ayúdame”.
Y es que aunque en Culiacán y otros municipios y sindicaturas se cancelaron los eventos artísticos, por seguridad de los sinaloenses ante la ola de violencia que sigue muy activa en el estado, en Mazatlán la Alcaldesa presume hasta el lleno en el estadio El Encanto el pasado viernes en el juego de Pumas contra Mazatlán F.C. y el lleno que tuvo la presentación de Capibaras Tour, la noche del sábado y madrugada de ayer domingo en el estadio Teodoro Mariscal.
Así que esperemos que sí haya tranquilidad hoy lunes en todo el puerto durante los festejos patrios en Mazatlán.
Y encarrerados con el tema del Grito de hoy, vale comentar que tanto en Mazatlán como en Palacio Nacional tendremos ceremonias inéditas, pues es la primera vez que serán encabezadas por una mujer.
México escuchará las arengas a la Patria en voz de Claudia Sheinbaum, mientras que los porteños haremos lo propio con Estrella Palacios.
No son detalles insignificantes, al contrario, son hechos que cobran un significado especial en estos tiempos... Enhorabuena.