Venezuela en nuestro espejo
El cerco militar naval estadounidense y el ataque a una embarcación civil venezolana, contrabandista o no, no hubiera sido posible si China y Rusia no hubieran dejado solo a Nicolás Maduro.
Los estadounidenses dan un primer paso en un territorio, por lo menos espinoso, atacando a una embarcación, pero lo hacen en aguas internacionales, un paso cuidado y tratando de no violar el derecho internacional, respetando el territorio venezolano.
Las implicaciones que tiene el ataque son imprevisibles, las variables son infinitas: ¿se atreverá Estados Unidos a realizar un ataque dentro de territorio venezolano? ¿escalará el conflicto? ¿caerá el régimen de Maduro empujado por la amenaza militar?
No existe un precedente de un ataque de este calibre a propiedades civiles acusados de narcotraficantes, mucho menos desde la posición de 4 mil soldados estadounidenses, lo que convierte a las acciones de Donald Trump en una nueva fase de las acciones militares estadounidenses.
No podemos ser ingenuos, el principal objetivo de Estados Unidos en Venezuela se llama Nicolás Maduro, mientras el dictador venezolano ha encontrado en la agresión militar el pretexto perfecto para intentar aglutinar a los venezolanos bajo su mandato.
Pero no son los mejores momentos para Maduro, su desastrosa administración ha destruido todo el país y entre las víctimas de su desastre se encuentra el ejército, un aparato incapaz de enfrentar un ataque de Estados Unidos.
El problema es que ha sumado al pueblo a la defensa, algo que podría terminar en una tragedia, mientras sale a los medios a pedir auxilio a un planeta que ya se cansó de sus chapuzas electorales.
Al Gobierno mexicano le toca observar de cerca lo que haga Estados Unidos en Venezuela, el pretexto de atacar al narcotráfico se puede extender a otros territorios, y no hay ninguna región por la que atraviese más droga rumbo al territorio de Trump que nuestra frontera norte.