Reforzar la prevención
En los temas de salud, lo más importante y lo más económico es la prevención de las enfermedades que su tratamiento, tanto para los pacientes y sus familias como para las mismas autoridades.
Por eso, resulta trascendental que las autoridades en lo local, pero también a nivel nacional, no suelten las estrategias que se han implementado para que algunos de los padecimientos tengan una mayor incidencia.
Es verdad que cambiar los hábitos alimenticios, como los que adoptó México en las últimas décadas, va a ser difícil transformarlos, pero algo se debe hacer para reducir padecimientos como la diabetes, la hipertensión y el sobrepeso, aunado a otras afectaciones colaterales.
Tal vez los esfuerzos no puedan rendir frutos en lo inmediato, pero sí se puede ir sembrando en las próximas generaciones, las que ahora se están formando en las aulas, una manera de relacionarse con los alimentos, más sanas, más equilibradas, menos dañinas.
Y no solo se trata de hábitos que tengan que ver con lo que se come, sino también, sobre el uso que se le da al tiempo libre. Se necesita tener a una población más activa y se requiere de espacios suficientes y seguros para que emprendan actividades que les ayuden a mejorar la salud y su condición física.
Y también, otro de los hábitos que hay que seguir impulsando es la limpieza del entorno, para evitar que enfermedades transmisibles, que en teoría son fácilmente prevenibles, se puedan evitar.
Desde luego que las acciones tienen que empezar desde lo individual, en el hogar y posteriormente en la comunidad, para que esas transformaciones tengan el efecto deseado.
Pero también, se requiere de un programa general dentro de las políticas públicas que establezcan las bases e impulsen los cambios que se necesitan para la salud pública de las familias mexicanas.
Ninguna acción aislada logrará los cambios que el País necesita para mejorar sus condiciones de salud. Se requerirá del esfuerzo del Gobierno y también de la población para que eso tenga el resultado esperado.