La labor del hombre
De manera paulatina, el mundo se transforma, emergentes novedades empiezan a cubrir el entorno, es la obra creadora, producto del ingenio humano, construyendo una diversidad de maneras para una vida más agradable y de progreso.
El hombre, con su ingenio, recibió un mundo plagado de maravillas naturales, pero con el reto de conservar esas maravillas añadiéndoles un toque para enriquecerlas y así aumentar su ya maravillosa existencia.
Cada obra salida de las mano del ser humano es un mensaje plasmado, un dialogo entablado desde el presente hacia las futuras generaciones, continuando su permanencia y una dignificación de la materia, al ser tocada por quien porta la misma imagen de Dios.
Denigrante es valorar el trabajo con solo criterios mercantilistas o de carácter monetario, como si su valor dependiera de los intereses de la economía o del poder.
Toda obra del ser humano tiene valor en sí misma y desde esta concepción no se puede considerar como indigno un trabajo, cuando se parte de una valoración basada en solo conceptos de índole material o económico, todo trabajo es digno si es realizado desde la dignidad del ser humano, portador de la sublime imagen y dignidad de del Dios quien nos creo.
Como colaborador de la obra divina, el ser humano se convierte en creador con Dios, al plasmar, con su trabajo, su colaboración en la obra creadora en un mundo ya creado, engrandeciendo las ya existentes maravillas, grandiosas ya de por sí, cuyos límites no tienen una dimensión final, pues el universo entero ha sido puesto en las manos del hombre.
El ser humano no puede ser concebido fuera de la tarea transformadora y creadora otorgada por Dios, por medio de su labor, la cual no debe de compararse ni mucho menos equipararse a las labores realizadas por los seres irracionales o las maquinas, por muy eficientes que estas pudieran parecer, pues el trabajo del hombre parte y participa de su esencia racional y desde esta perspectiva cualquier trabajo humano realizado dentro de la dignidad humana adquiere una superior dimensión.
Hombre y mujer, síntesis de la humanidad, tienen en sí la tarea de dominar al mundo y someterlo, una obra de dimensiones ilimitadas y que es realizada mediante el ejercicio del trabajo del hombre y dentro de su dignidad ¡Enorme y sublime ejercicio otorgado por Dios a la humanoid!