Un hospital de campaña
¿Qué palabra podría definir el papado de Francisco?, se preguntó Javier Cercas y encontró varios conceptos: periferia, alegría, discernimiento, sinodalidad; pero, sobre estos tópicos, encontró uno más trascendental: misericordia.
Recordó que a Bergoglio le gustaba decir que la Iglesia es “un hospital de campaña tras una batalla”. Entonces, cuestionó, ¿será solamente una ONG? Se respondió: “No digo que no lo sea; de hecho, es la ONG más antigua, poderosa y tentacular del mundo. Uno puede encontrarse misioneros católicos en el rincón más remoto de la Amazonía, en la aldea más escondida del país más escondido de África, en los barrios más miserables de Puerto Príncipe, de Sao Paolo, de Calcuta, de Ciudad de México, de Bamako o simplemente de Ulán Bator, capital de Mongolia”.
Agregó que, como cualquier trabajador de una ONG destinado en esos lugares extremos, “los misioneros son casi siempre los primeros que llegan y, cuando las cosas se ponen feas, los últimos que se van (suponiendo que se vayan)”.
Cercas precisó que Bergoglio supo esto muy pronto y por eso recomendó a sus alumnos del Colegio Máximo de San Miguel, centro formador de jesuitas en Buenos Aires, donde fue rector cuatro años: “Será preferible que el día del Señor nos encuentre con heridas de guerra por haber acudido a la frontera, ante que fofos y anémicos por haber creído que no éramos para tanto y habernos cuidado y medido demasiado”.
Cuando fue Arzobispo de Buenos Aires, puso todos los recursos de la Arquidiócesis al servicio de centenares de miles de personas castigadas por la miseria. El periodista católico, Austen Ivereigh, escribió: Para Bergoglio fue un tiempo de velar por su pueblo, de ayudar a alimentarlo y de darle cobijo hasta que pasase la crisis”.
¿Milito activamente en este hospital de campaña?