Robo de autopartes, el siguiente paso
Frente al robo de autopartes, la videovigilancia, la denuncia ciudadana y la operación policial son las mejores herramientas.
No se trata de un delito menor. Es una industria informal de despojo que afecta a miles de personas cada año.
Cada mes, en promedio, el Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano (C5) de la Ciudad de México atiende más de 800 reportes por robos de autopartes, principalmente espejos retrovisores, faros, baterías y computadoras.
Los datos permiten observar una radiografía del delito, útil en el diseño de operativos policiales encaminados a las detenciones en flagrancia o a la disuasión de la actividad delictiva. Los vehículos afectados con mayor frecuencia son de las marcas Chevrolet, Volkswagen y Seat.
Las alcaldías con mayor número de casos son Cuauhtémoc, Iztapalapa y Gustavo A. Madero, y la franja horaria con mayor incidencia corresponde a las noches, particularmente entre las 21:00 y las 23:00 horas.
Frente a esta realidad, la videovigilancia se ha consolidado como una de las herramientas más valiosas para identificar y rastrear a los responsables. Sin embargo, su potencial depende de un factor ocasionalmente ausente: la denuncia formal. Sin ella, las grabaciones no bastan. Lo que las cámaras registran debe tener eco en el sistema de justicia.
La cifra negra ronda el 93 por ciento, de acuerdo con estimaciones del Inegi. En el caso del robo de autopartes, se incrementa por la percepción del “no vale la pena” denunciar, ya sea porque las pérdidas se consideran menores o por falta de confianza.
Esa decisión individual tiene consecuencias estructurales: sin denuncia, no hay carpeta de investigación; sin carpeta, no hay orden de aprehensión; sin orden, la cámara no puede actuar.
Las redes sociales, por sí solas, no son medios de impartición de justicia. Funcionan como canales de difusión, de presión, pero no suplen el marco legal. Sin denuncia, el video no puede ser usado como prueba en juicio, no puede motivar órdenes de cateo ni sirve para robustecer un caso judicial. Es, en la mejor de las situaciones, un recurso mediático.
Ninguna estrategia puede sustituir la voluntad del ciudadano para formalizar su queja. Es, en última instancia, una corresponsabilidad: el gobierno monitorea, investiga y persigue; el ciudadano denuncia, señala y colabora.
Las cámaras pueden contribuir en el combate a este delito si se fortalece la cultura de la denuncia. ¿Estamos listos para dar ese paso?
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El autor es coordinador general del Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la Ciudad de México (@C5_CDMX).