Problema de lenguaje

Rodolfo Díaz Fonseca
12 septiembre 2025

Para entablar una comunicación directa y efectiva es necesario utilizar un lenguaje sincero, llano y claro, además de permanecer abierto a cualquier mensaje, gesto, emoción o manifestación de la otra persona, a fin de poder decodificar su feedback, respuesta o retroalimentación.

Sin embargo, en la vida diaria constatamos muchas ocasiones en que cometemos errores al respecto. Si esto acontece en la vida cotidiana de las personas, imaginemos qué no sucede en la comunicación institucional de los diferentes organismos, instituciones, entes y empresas.

Esto fue lo que precisó el escritor español, Javier Cercas, al comentar su viaje a Mongolia, acompañando al Papa Francisco: “La Iglesia tiene un problema de lenguaje”. Para ofrecer pruebas, citó algunos conceptos y términos que se usan frecuentemente: “Dicasterio, prefecto, sínodo, sinodalidad, consistorio, jubileo. ¿Alguien entiende esas palabras?”

Añadió: “El lenguaje de la Iglesia es viejo, oxidado, cursi y a menudo incomprensible... Y , por otra parte (y esto lo entendí muy bien hablando con el cardenal Tolentino, que para eso es poeta), ¿con qué lenguaje hablar de algo tan extraño y tan misterioso como la fe, la creencia de que existe un ser supremo, de que Él rige nuestros destinos, de que todo es misericordia y de que, gracias a Él, esta vida no es la única, de que después tenemos otra, infinitamente más larga e infinitamente mejor? ¿Cómo poner en palabras persuasivas el delirio salvífico de la resurrección de la carne y la vida eterna?”

Haciendo una pausa, continuó: “Y, por cierto, ¿cómo es posible que solo un ateo redomado como yo le pregunte al Papa por ese asunto? ¿Por qué la Iglesia ya no habla de ello? ¿Se avergüenza? ¿Ya no se lo cree? Y, si no se lo cree, ¿sigue siendo la Iglesia?”

¿Me comunico con afectividad y efectividad?