Número desconocido
Javier Cercas tuvo oportunidad de hablar con el Papa Francisco en el vuelo de regreso a Roma. Le interesaba ser portavoz de la pregunta crucial de su mamá, acerca de si vería otra vez a su marido en la resurrección de los muertos.
“Con toda seguridad”, respondió el papa Francisco... la promesa del Señor es ésa. Nos va a llevar a todos allá. Con Él. A todos. A su madre, a su padre... A usted, también, aunque no crea. Eso a Él le da igual... -Se encoge de hombros-. Qué le vamos a hacer. Son las cosas de Dios”.
Al regresar a España, Cercas le mostró a su mamá con entusiasmo el video que grabó cuando dialogó con el Papa Francisco. Por desgracia, su mamá en determinados momentos no sabía con quién estaba hablando. El Alzheimer cobraba su cuota. Días después, su madre falleció.
Al día siguiente, mientras guiaba su auto junto a su mujer, Cercas recibió una llamada de número desconocido. Estaba a punto de rechazarla, cuando su esposa le reconvino y activó la respuesta con manos libres. “Una voz vagamente conocida preguntó: ¿Javier Cercas? Soy Jorge Bergoglio. El Papa Francisco. Viajamos juntos a Mongolia, ¿se acuerda?”.
Se apartó de la carretera y detuvo el auto en descampado. Continuó escuchando: “Me he enterado de que su madre ha muerto. Ya sabe lo que decía San Agustín: la muerte de la madre es el primer dolor”.
Cercas sólo acertó a decir: “Santidad. No tengo palabras para agradecer su llamada”. El Papa respondió: “No tiene nada que agradecerme. Solo quería decirle que rezaré por su madre. Que la tendré presente en mis oraciones”.
Después de este amoroso gesto, Javier Cercas escribió: “Bueno, ahora sí: aquí acaba mi libro”.
¿Soy atento y gentil con quienes sufren o padecen?