Le llamen como le llamen, sigue siendo fracking

Fundar
12 agosto 2025

El pasado 5 de agosto se presentó el Plan Estratégico 2025-2035 de Pemex en donde, entre muchas cosas, se proyecta aumentar la producción de gas “natural” a 5 mil millones de pies cúbicos. El Plan está enfocado sobre todo en rescatar las finanzas de Pemex y garantizar la rentabilidad a futuro, en el marco de la recuperación de la rectoría de las empresas del Estado. Sin embargo, preocupa que una parte de la recuperación de la soberanía energética, principal promesa del Plan Estratégico, se basa en una tecnología altamente contaminante: el fracking.

En las líneas de acción de la estrategia operativa se presenta la “Producción a partir de yacimientos de geología compleja”, que no es otra cosa más que una nueva forma de llamarle al fracking. Curiosamente, en el documento se señala que entre 2010 y 2019 Pemex perforó un total de 25 pozos exploratorios con el propósito de validar el potencial de los “yacimientos de geología compleja”, a pesar de que en diversas ocasiones se ha dicho que está prohibida esta forma de extraer gas, algo que la Alianza Mexicana contra el fracking ha señalado en múltiples ocasiones.

Otro aspecto importante para señalar es la justificación que la Secretaría de Energía da sobre las alternativas para reducir la utilización de agua dulce en el fracking, pues presentan un plan para usar agua residual, agua congénita y agua de mar. Sin embargo, el agua congénita es agua salada que se encuentra dentro de la roca, asociada a la presencia de hidrocarburos y que contiene cloruros de calcio y sodio, carbonatos de sodio, cloruros de potasio, sulfatos de calcio y bario, y puede incluso contener algunos metales. Esto quiere decir que para poder utilizar este tipo de agua se requiere de un tratamiento de remoción de sólidos, materia orgánica y sales, que a su vez demanda energía fósil para poderlo realizar. Y, aun así, nada garantiza que en estos procesos se eliminaría el uso de agua dulce. La fracturación de un solo pozo requiere entre 9 y 29 millones de litros de agua lo que pondría en riesgo a los ecosistemas y a nuestro derecho humano al agua. Sin olvidar que en varias regiones del País la demanda de agua supera la cantidad disponible.

El Plan Estratégico no menciona medidas concretas de mitigación ni de impacto socioambiental ni de riesgos. Mucho menos menciona las afectaciones de vivir cerca de la quema de gas, entre las que están impactos a la salud neonatal, como ya se ha documentado. Tampoco menciona los impactos en los ecosistemas marinos que tendrá la infraestructura submarina en donde se transportará el gas.

Esto ocurre sólo a unos días de que la Corte Internacional de Justicia, el principal órgano judicial de las Naciones Unidas, aprobara de forma unánime en una opinión consultiva que los Estados deben tomar medidas adecuadas para proteger el medio ambiente de las emisiones de gases de efecto invernadero, incluida la producción y extracción de combustibles fósiles. La Corte declaró que el cambio climático es un riesgo universal existencial causado inequívocamente por la actividad humana y, por tanto, los Estados miembros tienen el deber de prevenirlo.

Sin duda, la falta de salvaguardas ambientales, como no prohibir el fracking, es un mal precedente que en vez de mitigar exacerba los impactos de la crisis climática. Exigimos que los estados verdaderamente comprometidos con el derecho humano a un medio ambiente sano digan no al fracking. ¡Ni aquí ni allá ni hoy ni nunca!

La autora es Ariana Escalante Kantún, investigadora sobre justicia climática en @FundarMexico.