La no linealidad de la violencia
La violencia en Sinaloa opera como un sistema no lineal. Pequeños estímulos generan impactos desproporcionados, escapando a nuestra intuición cotidiana. Igual que una chispa puede desatar un incendio forestal, un incidente menor puede desencadenar una cadena de hechos que alteran por completo el entorno.
Comprender la naturaleza de la violencia y la relación entre estímulo e impacto no sólo nos permitirá mejorar nuestra respuesta ante ella, sino también reducir el tiempo durante el cual seguiremos padeciendo sus consecuencias.
Para explicar este fenómeno, conviene empezar por lo lineal. Un sistema lineal es predecible, si colocamos una moneda en una máquina expendedora, obtenemos una bebida; si colocamos dos, recibimos dos bebidas. Nuestro cerebro evolucionó para anticipar así las consecuencias y sobrevivir ante peligros simples. Sin embargo, esa intuición no sirve en las sociedades modernas donde los efectos no son proporcionales a las causas.
Los sistemas no lineales responden de manera inesperada e impredecible. En el tráfico, un aumento de 10 por ciento en autos puede cuadruplicar los tiempos de traslado. En la atención médica de urgencias ocurre algo similar, un incremento leve en pacientes puede provocar esperas mucho más largas, multiplicando el tiempo de atención para todos.
La violencia en nuestra región sigue esta lógica no lineal. Un ejemplo cotidiano, un pitido impaciente en un semáforo puede en casos extremos tener efectos catastróficos.
La fragilidad de estos sistemas no lineales crece con su tamaño. A mayor complejidad, aumentan sus puntos débiles en lugar de fortalecerse. Esto ocurre porque al integrarse múltiples factores y relaciones entre ellos se generan interacciones difíciles de prever, donde un cambio mínimo en una parte puede propagarse y amplificar fallos en otras.
Así, un sistema no lineal se vuelve más propenso a colapsos inesperados y sus consecuencias negativas pueden multiplicarse, afectando áreas que a primera vista parecían estables.
Más policías, más leyes y mayores estructuras de seguridad no garantizan estabilidad; al contrario, sistemas de seguridad pública demasiado complejos se vuelven más frágiles a los errores y reaccionan de forma desproporcionada ante pequeñas tensiones. Sin embargo, la no linealidad también tiene un lado positivo.
Las acciones constructivas también operan como un sistema no lineal, que se multiplican tanto a nivel individual como social. Un gesto de cortesía puede detonar cadenas de solidaridad, y una mayor inversión en educación, cultura y deporte puede ser la chispa que impulse al próximo campeón mundial.
Debemos exponernos más a estas no linealidades positivas que transforman comunidades y generan efectos que superan con creces el esfuerzo inicial.
En Sinaloa los programas de boxeo y tae kwon do muestran cómo apoyos modestos producen referentes para la juventud. Un entrenador voluntario o un pequeño presupuesto pueden generar trayectorias que transforman comunidades enteras, así como nuestra proyección ante el mundo.
El Gobierno estatal ha realizado esfuerzos importantes en la etapa crítica que atravesamos. No puede pasarse por alto la presencia creciente de elementos de seguridad pública, ni la alta inversión gubernamental destinada a fortalecer la educación como base para lograr cambios sostenibles.
El presupuesto estatal de 2024 fue muestra clara de esto. Mientras que fue destinado el 0.43 por ciento a seguridad pública, fue asignado un 68 por ciento al desarrollo social y el 48 por ciento a la educación. Aunque a cultura y deporte llegó apenas 0.08 por ciento.
Es necesario invertir más en cultura y deporte, que tienen un efecto no lineal positivo. Talleres de lectura en colonias conflictivas, clases deportivas comunitarias y programas educativos son ejemplos de pequeñas acciones con efectos multiplicativos.
Queda mucho por hacer, pero esta es una estrategia que genera resultados a largo plazo. Como sociedad, también necesitamos aportar para transformar nuestro entorno. La complejidad de la violencia exige un compromiso que combine acciones individuales y esfuerzos colectivos.
En ese sentido, estamos organizando un foro que permita a la academia involucrarse de manera activa en este desafío. Este foro busca proponer soluciones que tomen en cuenta la dinámica no lineal de nuestra realidad y orienten acciones más efectivas.
La violencia se parece a un incendio forestal: un sistema sensible donde un hecho menor puede propagarse sin control. Pero también puede compararse con la lluvia, cuyos efectos se extienden más allá de lo inmediato. Dependerá de nosotros si permitimos que la chispa nos consuma o que las lluvias de ideas, datos y colaboración nos limpien y renueven.