La infancia interrumpida: cuando la violencia apaga las aulas
Casi un año ha transcurrido desde que Sinaloa -y particularmente Culiacán- fue sacudido por una ola de violencia sin precedentes, con enfrentamientos entre facciones del Cártel de Sinaloa que han convertido la cotidianidad en una guerra silenciosa. Este conflicto ha arrebatado miles de vidas, forzado desapariciones y obligado al cierre de cientos de negocios. Pero hay una pérdida menos visible, igualmente devastadora y que este lunes la presidenta de Coparmex Sinaloa, Martha Reyes Zazueta, expuso ante medios de comunicación: la de la educación de miles de niñas, niños y jóvenes.
Según datos oficiales, apenas unas semanas después de iniciada la crisis, 582 de las 978 escuelas de educación básica en Culiacán -es decir, el 59.5 por ciento- tuvieron que cerrar sus puertas. En las que permanecieron abiertas, la asistencia escolar cayó dramáticamente: solo 10 por ciento en preescolar, 11 por ciento en primaria y 27 por ciento en secundaria. En conjunto, se perdieron al menos 30 días de clases entre septiembre de 2024 y enero de 2025, una pérdida tangible en la formación de una generación completa.
El saldo emocional es aún más profundo. Debido a la violencia, al menos 80 escuelas concluyeron el ciclo con clases completamente a distancia. Peor aún, al menos 50 niños y adolescentes fueron asesinados durante el curso escolar. Imaginar el aula convertida en zona de duelo y temor es tan desgarrador como real. Como nos lo dejó claro Eduardo, el niño de 10 años que era compañero de aula y amigo cercano de Gael y Alexander, los menores asesinados junto a su padre en un ataque armado en Culiacán, cuando en la marcha del 23 de enero de este año rompió en llanto por la muerte de sus amigos.
Organizaciones como Mexicanos Primero Sinaloa han documentado cómo estas condiciones -cierres múltiples, amenazas, balaceras- han afectado la calidad educativa y profundizado ya existentes rezagos en lectura y matemáticas, donde sólo alrededor del 53 por ciento de los estudiantes muestran respuestas correctas en primaria.
A nivel internacional, la ONU ha reiterado que el derecho a la educación es inalienable y debe ser garantizado incluso en contextos de violencia. Cada día de clase perdido, cada escuela cerrada, representa un retroceso en derechos fundamentales y en cohesión social. En este mismo sentido que Mexicanos Primero Sinaloa, Coparmex Sinaloa ha hecho un llamado urgente para que se implementen programas de recuperación del aprendizaje y se garantice la seguridad en las escuelas de Culiacán y Sinaloa.
Desde Coparmex Sinaloa alzamos la voz: la violencia no puede seguir secuestrando el derecho de cada niña, niño y joven a aprender, crecer y soñar en un futuro prometedor. La educación debe ser no sólo una política social, sino una estrategia de reconstrucción del tejido social. Como dijo el presidente de la Comisión Nacional de Educación de Coparmex, Miguel Ángel Castro Palomino: “La falta de calidad en el aprendizaje es uno de los mayores riesgos para la competitividad, la movilidad social y el desarrollo humano en México”.
1. Garantizar seguridad real en las escuelas, con protocolos claros, presencia efectiva y entornos libres de miedo.
2. Implementar programas de recuperación de aprendizajes, con metas claras, indicadores medibles y adaptados a las condiciones locales.
3. Sumar al sector empresarial y social en el diseño y despliegue de soluciones, reconociendo que la educación es una responsabilidad compartida.
4. Atender la salud mental de los niños, niñas y jóvenes estudiantes que han vivido algún episodio de violencia en las aulas, que los limita emocionalmente a continuar aprendiendo de manera óptima.
Ni la economía (que tan golpeada se ha visto derivado de la crisis de seguridad) ni el futuro de Sinaloa saldrán fortalecidos sin una infancia que pueda aprender con tranquilidad.
Aunque suene muy trillado, sin educación no hay futuro. Y en Coparmex creemos que proteger el aula es proteger y garantizar el presente y futuro de Sinaloa.