Inhibe
Nos interesa abordar temas de interés, acercar a nuestros lectores a lo que sucede en el mundo. Lo hacemos, además, desde la óptica de los pueblos que aspiran a la democracia y a la libertad, pilares en los que deben descansar las relaciones entre todos los países del planeta. Sin esos elementos, no puede haber paz y concordia en la faz de la tierra.
En la actualidad, vemos con preocupación la prepotencia con la que trata de imponerse en el mundo el Presidente de los Estados Unidos, aplicando una agresiva política impositiva y, por lo que observamos, no le importa mucho la situación económica de las naciones con las cuales su país tiene relaciones comerciales. Sus planes unilaterales no concuerdan con lo que piensan sus socios comerciales, más incluso cuando surgen economías emergentes como Japón y China, por poner dos ejemplos, cuyo peso económico no puede desdeñarse en el ámbito mundial.
Estados Unidos, bajo el gobierno de Donald Trump, se comporta como si fuera la única potencia mundial, pero el mundo unipolar ya no existe más que en su cabeza. Ahora, cada día más, tenemos un mundo multipolar. China y Rusia, por ejemplo, cada vez tienen mayor peso en la economía mundial y su PIB aumenta meteóricamente de manera notoria. Entonces, la hegemonía de los Estados Unidos pierde terreno en muchas partes del mundo, esa es una realidad incontrastable; por más que se le pretenda minimizar, la realidad no puede taparse con un dedo.
Las economías del mundo tienden a globalizarse cada vez más. Vemos surgir bloques económicos con fuerza económica indiscutible en el ámbito mundial. También vemos, con optimismo, la emergencia económica de los países del continente americano, que tienden a organizarse como un bloque económico en defensa de sus recursos naturales y brindar bienestar a sus pueblos. Las naciones del continente muestran una clara tendencia a formar un frente común por su liberación económica y detener las pretensiones hegemónicas que Estados Unidos ha retomado como política en la región.
Mientras las naciones del Continente Americano no integren sus economías y hagan un frente común en defensa de sus soberanías, seguiremos vulnerables ante la política comercial de los Estados Unidos, que seguirá chantajeando, incluso políticamente, con su caprichosa arma de los aranceles. Tenemos que unirnos en la gran patria que soñó Simón Bolívar y otros grandes pensadores de nuestra América, para proteger los intereses de nuestros pueblos. No vemos otra alternativa para que los pueblos de este continente logren salir del subdesarrollo ancestral, que inhibe, en gran medida, el progreso de nuestros pueblos.
La política que viene desarrollando el Presidente de los Estados Unidos tiene muchas aristas, contrarias a los intereses de los pueblos; no le vemos futuro porque, para empezar, está provocando inflación en el pueblo de los Estados Unidos. Esa política afecta intereses de la propia sociedad americana. Tendrán los ciudadanos de ese país que revisar las desastrosas consecuencias de esas medidas; por nuestra parte, estamos seguros de que los electores tomarán medidas para introducir cambios en esa política económica.
No vemos un buen futuro a la política diseñada por el Presidente Trump, que tendrá que cambiar de estrategia, de lo contrario vemos de regreso al Partido Demócrata a la Presidencia, una vez que termine su periodo presidencial. No vemos otra alternativa. En la medida que pase el tiempo, el rechazo a la política trumpista será creciente. El pueblo de los Estados Unidos es amante de la democracia, eso pesa mucho en la política de esa nación, lo vamos a ver con claridad en el futuro cercano.
Por otra parte, aunque la mayoría del pueblo de los Estado Unidos tenía expectativas con las promesas de derecha y ya conocía los desplantes mesiánicos del Presidente Trump, la desilusión comienza a extenderse también entre sus propios partidarios. La realidad es que nuestro vecino del Norte no tiene amigos, tiene intereses, como lo han dejado explícito a lo largo de su historia.