El fantasma del General Salvador Cienfuegos
El 15 de octubre de 2020 fue arrestado en el aeropuerto de Los Ángeles, en los Estados Unidos, el General Salvador Cienfuegos Zepeda. Esta noticia sacudió a la opinión pública en México, porque se trataba del Secretario de la Defensa Nacional del sexenio de Enrique Peña Nieto, a quien se le acusaba de lavado de dinero y de protección de integrantes del crimen organizado. Era, por tanto, el oficial de más alto rango de nuestro País acusado formalmente de colusión con el narcotráfico, solo equiparable a Genaro García Luna e incluso más relevante que Jesús Gutiérrez Rebollo.
Pero desde el momento de su captura todo el aparato diplomático de México se movió en defensa de Salvador Cienfuegos. Incluso amenazaron con expulsar a todos los agentes de Estados Unidos en el País, logrando que un mes después, el 17 de noviembre de 2020, fuera entregado a México, bajo el compromiso de que el General iba ser juzgado aquí, tomando en cuenta las más de 700 páginas de evidencia que proporcionó la DEA.
Sin embargo, el 14 de enero de 2021, la Fiscalía General de la República, en un tiempo récord, determinó que el General era inocente, que no había tenido contacto alguno con narcotraficantes y lo exoneró por completo de cualquier cargo, quedando en libertad. Ello generó el malestar del Gobierno de los Estados Unidos, al grado que acusó a México de irrespetar los acuerdos. Andrés Manuel López Obrador, Presidente de México en ese momento, expresó que detrás de las acusaciones de la DEA hacia Cienfuegos había motivaciones políticas y argumentó que el militar era inocente.
Pero no conforme con su liberación, el 11 de octubre de 2023, Andrés Manuel López Obrador le entregó a Cienfuegos Zepeda la condecoración Bicentenario del Heroico Colegio Militar, dando de esta manera un espaldarazo público al General, el cual también había estado en la inauguración del Aeropuerto Felipe Ángeles el 21 de marzo de 2022. Y en el caso de Claudia Sheinbaum, el General fue convocado al 112 aniversario de la Marcha de la Lealtad el pasado 10 de febrero de 2025, donde ocupó un lugar en el templete, alejado de la Presidenta, pero en el mismo espacio.
En este evento, la Presidenta Claudia Sheinbaum al ser cuestionada sobre la presencia del General Cienfuegos, declaró que el mismo había sido liberado por falta de pruebas por los Estados Unidos, aunque las propias autoridades de ese país señalan que fue por presiones diplomáticas de México y el compromiso de ser juzgado en nuestro País.
Esta semana, la Presidenta Claudia Sheinbaum insistió de nueva cuenta en la inocencia del General Salvador Cienfuegos. Lo cierto es que el Gobierno de los Estados Unidos siempre ha sostenido la fortaleza de las pruebas en contra del mismo y en el momento de su exoneración expresó su profunda decepción, por lo que existen dos discursos contrapuestos.
Todo lo anterior ha generado más dudas que respuestas. ¿Si el Gobierno de los Estados Unidos no tenía pruebas contra Cienfuegos, por qué arrestarlo y exponerse a un conflicto diplomático? ¿Cómo estaban seguras las autoridades mexicanas de la inocencia del General cuando comenzaron las gestiones diplomáticas? ¿Por qué si en nuestro País los procesos y las investigaciones tardan años, a Cienfuegos lo exoneraron en dos meses? ¿Por qué las autoridades de Estados Unidos siempre han sostenido la culpabilidad del mismo, pero el Gobierno de México afirma lo contrario?
¿Es culpable Salvador Cienfuegos? No lo sé, no tengo los elementos para afirmarlo o negarlo, pero me inclino más a la hipótesis de su culpabilidad, que de su inocencia, precisamente por la premura atípica con la que actuaron las autoridades mexicanas y lo poco transparente que fue su proceso.
Una hipótesis alterna de la inocencia de Cienfuegos es que el Ejército -con su amplia capacidad- presionó a López Obrador y a su Gabinete para que rescataran al ex Secretario de la Defensa, aunque ello representara costos diplomáticos en la relación con los Estados Unidos.
Sobre los entretelones de esta trama podemos recurrir a un libro que salió hace algunos meses llamado ¿Quién manda aquí?, de Javier Moreno, ex director del diario español El País, el cual señala que en América Latina, y en especial en México, el Ejército ha acumulado tal poder que pueden retar en ocasiones las decisiones del Ejecutivo o presionar para hacer prevalecer sus intereses.
Todo lo anterior sirvió de caldo de cultivo para que el 11 de julio de este año, Jeffrey Lichtman, abogado de Ovidio Guzmán, al salir de la primera audiencia de su cliente en una Corte Federal en Chicago, arremetiera contra el Gobierno de México por su interés de conocer los términos del acuerdo entre Ovidio y los Estados Unidos, arguyendo que bastaba recordar el caso del General Cienfuegos, dando a entender que, en ese caso, el Gobierno de México había protegido indebidamente al militar.
Y no le falta razón a la Presidenta Claudia Sheinbaum cuando afirma que Jeffrey Lichtman es un polemizador que usa sus declaraciones en beneficio de su cliente Ovidio. El problema es que la liberación y exoneración de Salvador Cienfuegos fue tan desaseada, que el abogado puede citar el caso y poner en problemas a la Presidenta y a Andrés Manuel López Obrador.
Es decir, Salvador Cienfuegos es un lastre, una especie de fantasma del pasado, un asunto que no supieron cómo cerrar y convencer tanto a la opinión pública como al Gobierno de los Estados Unidos de la inocencia del funcionario y que, por tanto, regresa como búmeran a golpearlos. Se trata, pues, de una historia creíble de impunidad que va a ser complicada revertir, lo que genera daños a la imagen futura de ambos mandatarios.
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El autor es profesor investigador de la Universidad Autónoma de Coahuila, especialista en seguridad y doctor en políticas públicas por el CIDE.