¿Dónde es más costosa la vida: en la ciudad o en la comunidad rural?

Daniel Tapia Sánchez
21 julio 2025

Cuando se habla de pobreza, muchas veces se imagina a personas viviendo en comunidades alejadas, con casas de techo de lámina, caminos de tierra y sin servicios básicos.

Sin embargo, la pobreza también se vive en las ciudades, aunque de formas distintas. Tanto en la ciudad como en la comunidad rural, existen retos importantes, pero también oportunidades muy diferentes. Entonces, ¿Dónde es más costosa la vida? ¿Dónde es más difícil salir adelante? ¿Dónde es más fácil caer en pobreza?

En las ciudades, el costo de vida suele ser más alto. Según datos del CONEVAL de 2024, el valor mensual de la canasta alimentaria urbana fue de aproximadamente $2,248 pesos por persona, mientras que en las zonas rurales fue de $1,722 pesos.

Esta diferencia refleja que, en la ciudad, además del acceso limitado a alimentos frescos, se suman costos más altos por transporte, servicios y vivienda.

Todo se paga: el agua, la luz, el gas, el transporte, y hasta lo más básico como tortillas o frutas suelen tener precios más altos. Aunque hay más acceso a hospitales, escuelas y trabajo, muchas veces estos servicios están lejos del alcance de quienes viven en pobreza.

Por otro lado, en las comunidades rurales la vida puede parecer más económica en ciertos aspectos.

Muchas personas siembran su comida o crían animales, y la vivienda suele ser heredada o construida por la propia familia, sin necesidad de pagar renta. Pero el ingreso es mucho más limitado.

Las oportunidades laborales en la comunidad son escasas y se concentran en la agricultura, la ganadería o el trabajo informal.

Por ejemplo, muchas personas trabajan en cosechas por temporadas, lo cual depende del clima y de la demanda, y no siempre es constante.

En las ciudades, aunque la competencia es mayor, también hay más diversidad de empleos. Existen trabajos en el comercio, la industria, los servicios como limpieza, seguridad, ventas, transporte, entre otro, y también hay más oportunidades para emprender.

Pero si una persona no tiene estudios o habilidades específicas, es fácil quedarse atrapado en trabajos mal pagados y sin prestaciones. Además, al vivir al día, una enfermedad, un despido o un aumento en el transporte puede desestabilizar por completo a una familia.

Salir adelante en la ciudad puede ser más accesible para quienes tienen estudios o redes de apoyo. Pero también es más fácil endeudarse o caer en la marginación.

En el campo, salir de la pobreza puede ser más lento, pero también más estable si hay tierra, organización comunitaria y programas que realmente lleguen.

La falta de transporte, tecnología o servicios hace que muchas personas migren a la ciudad buscando mejores condiciones, aunque a veces se encuentran con una nueva forma de pobreza: la urbana.

La pobreza en la ciudad y en la comunidad rural es diferente.

En la ciudad es más caro vivir, pero hay más opciones para generar ingresos; en la comunidad rural es más barato alimentarse, pero hay menos oportunidades de empleo.

Ninguna realidad es más sencilla que la otra. Entender estas diferencias es fundamental para diseñar políticas que atiendan la pobreza desde sus múltiples causas y contextos.