Desvaríos

Lorenzo Q. Terán
24 septiembre 2025

El ambiente político nacional marcha sobre ruedas, a pesar de los desvaríos de la Oposición que no logra ubicarse en la realidad que vive el País. El partido político, que hasta hace poco era el partido único, hoy marcha a paso veloz a su extinción, como consecuencia de su anodino discurso, por completo fuera de la realidad que vive México. Lo cierto es que ese partido, autoritario por excelencia, no ha sabido acoplarse a las nuevas condiciones políticas y se ha venido oponiendo sistemáticamente a la transformación democrática que se vive en la nación desde 2018.

El pueblo ya tuvo suficiente del PRI y de sus sempiternos paleros.

Y su dirigente, Alito Moreno, viene, junto con su partido, dando tumbos patéticos, con una actitud cada vez más deleznable. Su actitud solamente está precipitando lo que ya se veía venir: su inexorable pérdida de registro en las elecciones del 2027, eso se ve claro.

El ciudadano de este País no acepta el comportamiento político del dirigente nacional del PRI. Si cree que con denuestos y deplorables espectáculos que viene escenificando en el máximo órgano legislativo, la Cámara de Senadores, va a recuperar la confianza de los electores y posicionarse mejor en el ámbito político nacional, está completamente equivocado. El pueblo quiere programas, ideales, leyes progresistas que consoliden la transformación democrática de México; no políticos escenificando pleitos callejeros.

A eso se le suma, en el caso de Alito, su deplorable trayectoria de corrupción. En Campeche, su estado natal, la vox populi lo viene acusando insistentemente de enriquecimiento a la sombra de sus cargos en el poder público; tiene una fama deleznable, por decir lo menos. Entonces, los ciudadanos van a darle su merecido, mandando al PRI al museo momificado de la historia. Su actitud de troglodita en política, exhibiendo su arrogante prepotencia cínica, no la perdonan los ciudadanos.

Más que un dirigente, su actitud es la de un porro montonero; esos desfiguros sólo muestran su penosa incapacidad para debatir con ideales y patriotismo. Nunca nos imaginamos ver un espectáculo tan penoso frente a los ciudadanos, al mancillar la máxima tribuna legislativa convirtiéndola en una arena de barriada. Ahora entendemos por qué los electores han dado la espalda al Partido Revolucionario Institucional, ese partido sólo representa los restos de un partido de Estado en extinción.

Lo penoso es que toda la Oposición de este País se encuentra en un despeñadero insalvable ante los electores, por lo burdo de su participación política, por su catastrofismo a ultranza, sin ningún proyecto político que entusiasme a los electores, con un discurso repleto de falsedades y denuestos, sin aportar ni una sola iniciativa ni una sola ley progresiva, nada de interés para los ciudadanos.

En el ámbito internacional existen graves problemas, pero sobresale el genocidio que actualmente realiza Israel en la franja de Gaza. El ejército israelí, a diario, perpetra una verdadera matanza de inocentes. No vemos cuando se ponga fin a esa atroz agresión al pueblo palestino, donde la mayor parte de las víctimas son niños y jóvenes.

Desafortunadamente, en el Medio Oriente no sólo existe infortunio para el pueblo de Palestina, también en otros países de esta región del mundo merodea el peligro de ser agredidos por el Gobierno de Israel. Esperamos que el esfuerzo de la Naciones Unidas logre detener esa oleada criminal y esa política de dominio a toda costa alentada por el gobierno y el líder sionista Netanyahu.

Un principio infalible es la paz, que debe prevalecer en todos los confines del mundo, y por eso se debe luchar permanentemente por consolidarla, no hay mejor bandera que luchar siempre porque impere la paz y la concordia entre los pueblos de la tierra, esa es la más firme premisa de la humanidad. No exageramos al opinar que los conflictos bélicos afectan principalmente a los pueblos de los países en conflicto.

En nuestro País, por fortuna, contamos con una tradición de política exterior que nos distingue en el mundo como un pueblo amante de la paz, siempre partidarios fervientes de la concordia entre las naciones.