Calculando el futuro del PAS sin Cuén
Desaparecer o resistir en la chiquillada
Para intentar una respuesta a la recurrente pregunta de qué pasará con el Partido Sinaloense en la era en que ya no está al frente del timón el líder emblemático, Héctor Melesio Cuén Ojeda, podría tomarse como elemento de cálculo político el presupuesto que el Instituto Electoral del Estado de Sinaloa le asignó al PAS para 2026, de poco más de 16 millones de pesos. El dinero por prerrogativas y la hipótesis de que el motor del pasismo tenderá a apagarse sin la bujía del cuenismo, llevan a contrapuntear los escenarios de la extinción o la sobrevivencia a duras penas.
Cuando las organizaciones políticas gravitan en torno a un solo personaje, siendo el mismo caso del Movimiento Regeneración Nacional y su paladín que es Andrés Manuel López Obrador, se convierten en imagen y semejanza de sus creadores a tal grado que supeditan la permanencia a lo que dure la existencia en ellos de quien los introdujo y los sostuvo en la lid electoral. De allí deriva la teoría en el sentido de que al ser truncada la vida de Cuén se le cercena la subsistencia al PAS.
Si bien es cierto que al PAS lo dirige el más fiel mantenedor del cuenismo, que es Robespierre Lizárraga Otero, y atrás de él está la directiva que ejercen de facto Angélica Díaz Quiñónez y Víctor Antonio Corrales Burgueño, de igual manera resulta verdad que al caer los mecenazgos los legados políticos también desvanecen rápido y más pronto palidecen las preferencias y simpatía en las boletas electorales. Tampoco hay que perder de vista a aquellos que se sienten herederos del partido y buscan desplazar hasta a la Diputada Díaz y al Diputado Corrales.
Los 16.3 millones de pesos de recursos públicos que el IEES le asigna al PAS para 2026, un año no electoral, serán insuficientes en el sostenimiento de un aparato proselitista antes fincado en apoyos y gestiones en beneficio de la población de bajos ingresos, que absorben anualmente financiamientos tres veces más altos. Además, existe la posibilidad de que tampoco disponga de los recursos monetarios y humanos que le dispensó la Universidad Autónoma de Sinaloa durante los 13 años en que el partido se enquistó en la institución educativa.
El hecho de sostener la estructura estatal básica con la suma mensual de un millón 400 mil pesos reduce el margen de acción política y requiere de trabajo voluntario en momentos en que la economía de las personas y las familias está golpeada por el impacto de la narcoguerra en la economía. Agréguese que el modelo de activismo del PAS se atuvo al esquema esfuerzo y recompensa siendo los alicientes un sinfín de privilegios a expensas de la UAS.
Si acaso son útiles los paralelismos, los partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional, con 22 y 21 millones de pesos cada uno, han experimentado en Sinaloa el desgaste paulatino en logística, propaganda y activismo derivado de que el dinero que reciben por prerrogativas, que parece mucho, se les va en pagar a cuadros directivos. Desde que en 2018 Morena se volvió rentable las demás siglas entraron a una especie de indigencia económica con la correspondiente penuria de los votos. Por si fuera poco, PRI y Morena cuentan con plataformas nacionales que les amortiguan el golpe financiero y el PAS no las tiene.
Sin embargo, el destino del Partido Sinaloense lo definirá la competencia electoral de 2027 y la capacidad de estructurar alianzas con miras a alcanzar mínimamente los votos necesarios para conservar el registro. Esto quiere decir que le queda más de un año para lograr el refrendo de militantes que le eran leales a Cuén y quien sabe si tal fidelidad se la den al PAS pese a la ausencia de quien los motivaba y los gratificaba.
La realidad de la partidocracia en Sinaloa recalca la acuarela de tiburones que se comen a la fauna pequeña del poder. De acuerdo con el presupuesto público a ejercer el año próximo, el PAS está situado en el quinto lugar como fuerza política, colocado debajo de Morena, PRI, PAN y Movimiento Ciudadano. Casi en la misma posición que el Verde y arriba del PT.
Con ese dinero limitado, huérfano de Cuén, lo avasallante de la 4T y electores que toman lo que les dan pero no necesariamente garantizan votos ¿qué destino se perfila para el PAS en los próximos dos años?
El PAS requiere de empeños,
Que le extirpen la ponzoña,
Y no acaben sus hoy dueños,
Como ‘Alito’ y Noroña.
Son los mismos que le metieron en la cabeza a Cuén Ojeda la expectativa del todopoderoso y llevaron a un final trágico a quien estaba destinado al decoro por su desempeño como Rector de la UAS y Alcalde de Culiacán, los que ahora blanden la narrativa del encono contra Jesús Madueña Molina y su esfuerzo por encarrilar a la Universidad hacia el futuro con certidumbre y dignidad que le corresponde, que merece. ¿Deveras quieren que la casa de estudios siga en la ruta a la quiebra económica y arrastre a Sinaloa y la educación a ese precipicio del oscurantismo? Si al menos pudieran ver que desear la catástrofe rosalina es la peor ofensa que le pueden hacer al “maestro”.