‘Alito’, Marco Rubio y Sheinbaum

Arturo Santamaría Gómez
06 septiembre 2025

En la coyuntura que se abrió con el Primer Informe de Gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum y continúa con la visita de Marco Rubio, secretario de Estado de la Unión Americana, el presidente del PRI, Alejandro Moreno, alias “Alito”, quiso presentarse, más allá del intento de reventar la sesión, aprovechando su comparecencia en la plenaria del Poder Legislativo del 1 de septiembre, como la apuesta opositora a Morena en 2030 del Partido Republicano de Estados Unidos, donde Marco Rubio va a ser una figura central y potencial candidato a la Casa Blanca en 2028.

Moreno retomó integra la narrativa trumpiana sobre la caracterización del gobierno mexicano y la aderezó con una agresividad y grosería que ni el mismo Noroña puede presumir. Nunca se había escuchado un discurso tan bajuno, tonto y vulgar en una plenaria del Poder Legislativo como el del líder priista.

La intensión de Alejandro Moreno fue muy clara: caracterizar una y otra vez a los gobiernos de Morena como narcogobiernos, narcoterroristas y comunistas dictatoriales para que Trump y Rubio se enteren de que en México hay un político opositor que recoge sus definiciones y “no le tiene miedo” a la represión de los “narcoterrocomunistas”, y le puedan decir dentro de cuatro años: “eres nuestro candidato”.

Moreno no logró que explotara la plenaria, pero sí opacó en las columnas periodísticas el Primer Informe de Gobierno de Claudia Sheinbaum. Lo que parece muy dudoso, aunque seguramente el Embajador Ronald Johnson tomó nota de la pedestre perorata de “Alito”, es que Rubio lo tome en serio. Moreno hizo una apuesta muy prematura, poco seria y estridente. Seguramente Trump, Marco Rubio y la extrema derecha estadounidense buscarán una opción que desplace a Morena del poder, pero no encabezada por el PRI. Su desprestigio es demasiado grande. El PAN les calza mejor.

Alito, ya como dueño absoluto del desteñido tricolor, seguramente persistirá en lanzar pedradas a diestra y siniestra, lo cual entusiasmará mucho a alrededor del 25 por ciento de la población que se opone a Claudia Sheinbaum, pero tendría que hacer mucho más para convertirse en un sujeto creíble, lo cual sería casi milagroso.

Una postura política más inteligente es la que ha adoptado la panista Kenia López Rabadán, presidenta de la Cámara de Diputados, quien con antecedentes de ser beligerante y muchas veces provocadora, ha ofrecido ser una conductora institucional, imparcial y propositiva en San Lázaro. Ya veremos, pero sus primeras declaraciones suenan centradas, las cuales contrastan con las de Alejandro Moreno.

Marco Rubio en el encuentro con Claudia Sheinbaum aparentemente fue muy diplomático, pero, él – escribió Jack Nicas reportero del New York Times, el 3 de septiembre- “ha sido uno de los funcionarios estadounidenses que ha destacado el problema del poder de los grupos delictivos, y en marzo dijo a Fox News que “en muchos de estos casos lo que impide cooperar es que existen niveles de corrupción e influencias sobre el ramo jurídico del país”. Agrega Nicas: “Trump ha hecho comentarios similares, y en julio dijo que las autoridades mexicanas están “aterrorizadas de ponerse a trabajar porque los cárteles tienen un enorme control sobre México y sobre los políticos y las personas que son elegidas”. Y poco antes, Rubio, reivindicando la destrucción de la lancha del “Tren de Aragua” que según los gringos transportaba drogas, en Miami recalcaba que el Gobierno de Estados Unidos atacará en cualquier lugar que estén a las organizaciones de la droga, lo cual, por supuesto, incluye una amenaza directa a incursionar en territorio mexicano.

En la declaración oficial de los acuerdos firmados por los dos países en el encuentro de Palacio Nacional por supuesto que no se incluye que Estados Unidos podrá incursionar en territorio mexicano para enfrentar a los cárteles de la droga, pero diferentes comentaristas y expertos en el tema apuntan que esa posibilidad no se puede descartar mientras Trump esté en el poder.

En efecto, tal escenario no se puede ignorar.

En esa reunión tampoco se habló de que Estados Unidos tenga una lista de gobernantes y funcionarios mexicanos adscritos a Morena que son cómplices o tienen migas con narcotraficantes, pero esos mismos comentaristas insisten que la lista existe y que, en cualquier momento, Trump va a exigir a Claudia Sheinbaum que los entregue o los drones del US Army y los Black Hawks se verán volar en el cielo de México.

Claudia Sheinbaum se encuentra en un dilema y resolverlo definirá lo que resta de su mandato. Por un lado, enfrenta las presiones de Donald Trump y Marco Rubio para que entregue a los morenistas que Estados Unidos acusa de estar coaligados con narcos y por otro, enfrenta la poderosa resistencia de quienes, en Morena, que quizá sean una mayoría, se niegan rotundamente a ceder a las presiones y exigencias de los gringos. Le dicen a Claudia: si aceptas las pretensiones de Trump y sus enviados Morena se acaba.

No aceptar las exigencias de la Casa Blanca puede provocar, en efecto, que se cancele la viabilidad de un nuevo acuerdo comercial o que sea demasiado desventajoso y que los gringos se metan a territorio mexicano, así sea de manera puntual. Y, por otro lado, también es cierto, que los políticos morenos acusados de ser compinches de los narcos sean tan importantes y tantos que la lista explosiva acabe con el proyecto partidario nacido en Macuspana.